POV _____
¡Bam! Mi cuerpo estaba pegado a una silla, el calor de la madera en mi espalda y cinco sombras rodeándome como en una película de espías de los años 80. ¿Qué está pasando? Logro escuchar un par de voces, pero todo sigue como en una niebla espesa.
—Estaba inconsciente —gruñó una voz masculina, claramente nerviosa.
—Eso no justifica que la mordieras —respondió una chica. Están discutiendo, la tensión en el aire era tan densa que la podías cortar con un cuchillo, cuando de repente, alguien apareció corriendo. Pero no era correr normal, no, era más como si la gravedad no aplicara para esa persona. ¡Vaya velocidad!
—Vuelve a la cabaña de ayer, tenemos que hablar —dijo uno de ellos, mirándome directo a los ojos con una expresión seria que me hizo estremecer. Antes de que pudiera responder, todo se desvaneció, y desperté jadeando como si hubiera corrido un maratón.
Al abrir los ojos, me encontré con Sadie mirándome como si acabara de ver un fantasma, Malina con una preocupación evidente en su rostro, y Noah... ¡Ah, Noah! Él estaba emocionado, saltando como un niño en una tienda de dulces. El resto del grupo, bueno, solo me miraban con curiosidad contenida.
Intenté tocar mi cuello, buscar la mordida que supuestamente debía estar ahí, pero... nada. Mi piel estaba perfecta, ni una marca.
—¿Estás bien, _____? —preguntó Malina, su voz suave pero temblorosa.
—¿Qué hora es? —respondí, con un tono tan serio que hasta me sorprendí a mí misma.
—Son las 3:33 de la mañana —contestó Millie, mirándose el reloj con una expresión de desconcierto.
Sadie soltó —Estabas como retorciéndote y gimiendo, como si estuvieras poseída o algo.
Noah, siendo Noah, saltó de emoción —¡Quiero dormir con ella! ¡Va a ser épico!
—¡No, yo duermo con ella! Tú ve a dormir con Zendaya —respondió Sadie con su típica actitud de reina de hielo.
—Jalo. De todas formas ya dijiste que _____ es tu novia —respondió Noah con una sonrisa pícara.
—¿Novia? —todos se miraron, alzando las cejas con una mezcla de incredulidad y chisme jugoso. Noah, el rey del drama, me guiñó un ojo como si acabara de ganar un premio.
—Sí, lo confesó ayer —añadió con orgullo. Sadie resopló.
—Deja de coquetear —dijo frunciendo el ceño.
—¡Idiotas! Dejen sus tonterías para después —intervino Finn, claramente más interesado en mí que en el triángulo amoroso que acababa de desatarse—. Ahora tenemos que averiguar qué demonios le está pasando a _____.
Antes de que alguien pudiera decir algo más, algo en mí despertó. Sin pensarlo, salí disparada como un rayo. No me alcanzaban, no había forma. ¡Era más rápida que Flash, más veloz que un maldito avión! Y vaya oído que tenía, podía escuchar a los chicos gritándome desde lejos, pero ya estaba demasiado lejos.
Llegué al bosque, directo a la cabaña del sueño. Al entrar, cinco figuras estaban ahí, de espaldas. Todo se sentía extrañamente familiar.
—Llegaste —dijo una voz.
—Obvio, no podía dejar las cosas así —respondí, con una mueca de desafío en el rostro.
—Ya probaste la velocidad, ¿eh? —preguntó una chica.
—Sí, y vaya que soy rápida —respondí, rascándome la nuca con nerviosismo.
—Bien. Ahora falta que pruebes tus otros poderes: super sentidos, telequinesis, control mental, manipulación de sueños, ilusiones, inmunidad... El factor de curación ya lo usaste —dijo otra voz femenina.
—¿Por eso ya no tengo la mordida? —pregunté, aún confundida.
—Exacto, eres más lista que los otros cuando los mordimos —contestó uno de los chicos.
—¿Puedo ver sus caras? —pregunté, inquieta por lo que podría descubrir. ¿Mi rostro también se habría deformado con todo este poder?
Finalmente, se dieron la vuelta, y mis ojos se quedaron clavados en varias caras familiares.
—¿Ustedes no son los chicos de la playa? —solté, con la boca entreabierta.
—H-hey, _____... Yo fui quien te mordió —confesó Louis, sonriendo con nerviosismo. ¡¿Qué?! ¿Louis Hynes? ¡El chico que había conocido no hace mucho!
—Espera, ¿y tú? —pregunté, señalando a un chico que parecía sacado de una revista de Hollywood.
—Soy Dylan O'Brien, el alfa —dijo, como si fuera lo más normal del mundo, mientras me ponía un reloj en la muñeca.
—¿Para qué es el reloj? —pregunté, dejando que me lo ponga.
—Para que seas inmune al sol, puedas tocar metal, tu piel no se vea tan pálida, no tengas necesidad de querer beber sangre y en la luna llena no te pondrás como loca —dijo una chica sonriendo—. Soy Emilia McCarthy.
—Yo soy Thomas Brodie-Sangster —dijo el chico, extendiéndome la mano.
—¿Ya lo programaste, Olivia? —preguntó Dylan.
—Sí, el sistema ya se activó —dijo otra chica. Cuando se giró... ¡vaya sorpresa!—. Soy Olivia Rodrigo...
—¡Wow! Tuvieron química en la playa —dijo Thomas riendo mientras miraba a Olivia.
—Tonto, no te metas en mi mente —dijo Olivia, haciendo levitar a Thomas. Yo abrí mis ojos sorprendida. ¿Será que leyó mis pensamientos ese día en la playa? Ojalá no.
—Olivia, bájalo —ordenó Dylan.
—Bien, pero que no se meta en mi mente —dijo Olivia, bajando a Thomas.
—Tengo una pregunta... Cuando mis amigos mueran, ¿yo seguiré viva? —pregunté preocupada.
—Es lo más probable, a excepción de que tú quieras morir, como ellos —dijo Louis, sonriendo levemente.
—Tu vida seguirá igual. Cuando cumplas los 30 años, decidirás si quieres seguir siendo híbrida o no —dijo Dylan, agarrando mi hombro.
—Espera, ¿y cómo hago eso? —pregunté, levantando una ceja.
—El año en que te toque cumplir los 30 años, a la primera luna llena que haya. Le pedirás un deseo, y esta te lo cumplirá —dijo Emilia, tomando mis manos—. Cosas que entenderás con el tiempo. Por ahora, acostúmbrate a lo que pasarás.
—¿Por qué crees que todos parecen gente común? Tendrás que ser doble cara —dijo Louis, limpiando una lágrima falsa de sus ojos, haciendo que los demás rieran.
—Carajo, tengo que irme. Seguro me deben estar buscando —dije preocupada, mirando mi celular.
—Vaya amigos, tu celular está lleno de notificaciones —dijo Dylan, afilando una estaca y lanzándomela. La esquivé—. Nada mal, niña. ¿Tu nombre es?
—Oh, lo siento. Soy _____ Salvatore —todos se quedaron sorprendidos, menos Olivia y Louis.
—Estatus de apellido —dijeron Dylan, Thomas y Emilia, haciendo una reverencia.
—Bienvenida a los híbridos —dijo Dylan, tendiéndome la mano, la cual correspondí.
—Gracias... Nos vemos luego, supongo —dije, y escuché un "adiós" por parte de ellos.
Cuando me despedí de ellos y salí corriendo de nuevo hacia la casa, a lo lejos vi a mis amigos en la puerta y baje mi velocidad. Lo que ellos no sabían es que ahora, no solo estaba corriendo rápido... ¡Era invencible!
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Silhouette║Sadie Sink y tú
RandomSecretos escondidos, horrible pasado, tragedias, negaciones, relaciones, celos y mucho misterio. Arriesgarse a cambiar de ciudad a veces es una buena opción, normalmente no sabes que es lo que pasara, si será bueno o malo. ¿Qué es lo peor que podría...