Hermandad en el Infierno

Es Mayo de 1935, el bando boliviano está casi caído, están escapando y replegando ante los pilas, estamos en Villa montes, un punto de mucha importancia, hace días que los soldados bolivianos no se hidratan hace muchos días, están cansados, desanimados, muchos con muchos traumas, llega el día fatal, se van avecinando poco a poco los pilas.

Cada día estan con los ojos más cansados, fijos, la mente paranoica, cuando llegan los enemigos a un campamento de la 3ra división boliviana, los soldados simplemente actúan de la manera más rápida.

Apenas son la 6 de la tarde, y los bolivianos a gritos van disparando, algunos llorando, otros se desmayan, llegan más de los pilas.

Los cabos Urquiza, Zarate y Suarez que eran los únicos que quedaban, se van escapando, no quieren pelear más, tienen mucho miedo, logran entrar a los bosques, se internan los más rápido, sigiloso y con solo la esperanza de que esto termine.

A 10 Km de distancia se gestó una gran batalla, hace unos escasos días, en esta batalla 3 pilas se habían perdido de su grupo, se habían adentrado en el bosque, estaban realmente perdidos, a gritos pedían ayuda, al tercer día se cansaron y simplemente se profundizaban más en el bosque.

Al cuarto día para los bolivianos, se ponen alerta, asustados, atentos, aterrorizados de que eso fuera el sonido de la muerte, el soldado Zarate toma valentía para inspeccionar que es, va con su rifle máuser, cada paso y respiración es muy importante, para que no lo descubran, sus sospechas se confirman, son los pilas, el no quiere pelear, pero si avisara a sus compañeros.

Los pilas asientan su grupo de 3 a 932 metros de los bolivianos, los pilas sospechan que no estén solos, van en la noche y se dan cuenta de los bolivianos, pero no tenían en cuenta que los bolivianos ya sabían antes que ellos, por lo tanto al escuchar los pasos ya estaban escondidos y preparados, cuando estos llegan a cerciorarse de lo que pasaba.

Los bolivianos salen de su escondite y los apuntan de atrás, pidiendo que no pelearan, que no quieren hacer esto, diciendo que esta es una pelea absurda y que simplemente solo es un fratricidio.

Los paraguayos dejan sus rifles, tratan de mirar los ojos de los bolivianos y los notan llorosos, con miedo, al final notan su sinceridad y caen también ellos en el llanto, relatan cómo pasan esta guerra, como sufren, como quieren que se acabe, al final los 6 eran muchachos de 18 y 19, perdidos pero juntos.

Pasan los días y se proponen llegar al Río Pilcomayo, agua es lo que necesitan, aprecian y desean con todo su ser.

Llega la mañana, van a empezar su travesía, ahora si están unidos, juntos para emprender esto los motiva, calculan 10 kilómetros a caminar, como están muy decaídos físicamente tienen que avanzar solo 4 kilometros por día, atentos ante cualquier olor, sonido, que los alerte de algún puma o serpiente, ahora el mayor enemigo es la naturaleza, avanzan 2 kilómetros, cuando al soldado Urquiza detecta y avisa sobre un puma a 50 metros de ellos.

El cabo Suarez toma la palabra y dice:

-¡Hermanos preparen las armas y cuiden las balas, este es nuestro nuevo enemigo!

Cuando un pila lo acompaña y habla

-También podemos hacer comida, ¡Vamos!

Todos preparados en una hilera, se ponen a apuntar, ya listos de uno a uno van disparando, hasta que caiga, cuando al 3er disparo del cabo paraguayo, el puma cae, los solados los llevan en la espalda, lo planean consumir en la noche, a eso de las 6 de la tarde paran y se preparan para cocinar al puma, tenían como hacer fuego y solo buscan madera.

Cabe destacar que los bolivianos tenían para comer cada uno 4 raciones de Charque y los paraguayos cada uno tenía 6 raciones de Chascana, justo el día antes se habían acabado.

Comen, duermen más tranquilos, pero mañana buscarán un poco de agua en el camino.

Despiertan alertas, una serpiente había mordido a uno de los soldados paraguayos, agonizaba de la manera más cruel, no podían hacer nada, agarran sus machetes y tratan de matar a la serpiente, lo logran, después de tantos sucesos difíciles de asimilar, proponen por lo menos tratar de llevar el cuerpo del paraguayo a su familia, pero no tenían fe de que llegaran a salir ellos, peor de llegar a llevar un cuerpo a un cuartel paraguayo, tristemente y decepcionados lo dejaron.

Van caminando, cuando se encuentran con unos charcos, el cabo Suarez se abalanza a tomar agua de este, los demás también, están muy desesperados, pero también aceleraron el paso, ya que también podrían encontrarse con cocodrilos.

Es de noche, nada malo mas pasa en el día, hoy tuvieron suerte, Urquiza trata de hacer una charla para conocerse más, de cómo fue que llegaron a esta guerra y descargarse de todo lo que vivieron en este denominado "Infierno Verde".

Según los planes, mañana en la tarde llegarían al Río Pilcomayo, están entusiasmados, los cabos paraguayos esta noche se turnaran para hacer guardia.

Un cabo paraguayo da su apellido y es Serna, este va primero hoy, ve como se acaba el camino al rió, ya lo puede ver, se siente húmedo el ambiente, están tan felices, pero en realidad estaban alucinando por la falta de hidratación, en realidad solo se habían despertado por la noche y todo lo imaginaron, estaban más desesperados, algunos temblaban, incluso uno de ellos había dado un tiro al aire de la alegría.

Al día siguiente ,después del delirio cooperativo del grupo, siguen su aventura, el cabo Serna va primero, querían que lo que alucinaron fuera verdad, tanto así que el cabo Serna fue el primero como lo habían imaginado, esta vez todo era real llegaban al río, en su cabeza no podían resistir gritar ¡Lo logramos!, lagrimeaban, despues de tanta tortura y sangre a su alrededor, todavía estaban susceptibles y miraban a todo lado, para su sorpresa no había ni un soldado, de ningún bando, tomaron agua del rió como locos.

Los pobladores cercanos, que lavaban su ropa a 500 metros, notaron algo raro, se acercaron, los soldados estaban asustados y les apuntaban, cuando ellos gritaron:

-¡La guerra terminó!

Ellos sin creerlo todavía, cayeron rendidos, se desmayaron y los pobladores los sacaron de ahí, despertaron en un Hospital junto a monjas, que los acogieron de la mejor manera, los 5 habían logrado sobrevivir a la naturaleza, eran jóvenes con miedo e inexpertos.