💙XXV. Futuro💙

31 6 6
                                    

💙Karacest💙

El día era tranquilo, el sol no golpeaba con fiereza al país nipón y no había ruidos externos, salvo por un carro o dos que pasaban por la calle aledaña al complejo de apartamentos viejísimos. Karamatsu amaba esos días porque podía pasarse todo el día encerrado en casa viendo películas o simplemente durmiendo todo el día, pero con los problemas que tuvo recién en casa, y que fueron los que lo obligaron a irse a vivir solo a ese lugar, ahora no podía disfrutar de mucho tiempo por culpa de su trabajo. Hombre, a veces extrañaba su vida de nini, pero era eso o su salud mental y claramente ya se sabe cuál fue su elección.

Retomando el punto del día, esta vez estaba de suerte, ya que su día de descanso había sido bendecido por aquella tranquilidad que por lo general no abrazaba a la sociedad que nunca descansaba. Karamatsu seguía envuelto en su futón de segunda mano con los ojos cerrados, dispuesto a tomar otra siesta. Ignoraba por completo el sonido de su estómago gruñir, pues estaba pensando que quizá más tarde podría levantarse y comer algún ramen instantáneo. Sin embargo, sus planes fueron truncados por el toque suave a la puerta de la entrada.

Asomó su cabeza por encima de la cobija, logrando observar que una sombra algo pequeña estaba frente a su puerta, moviéndose de un lado al otro, como si estuviera nerviosa. Lejos de molestarse por tener visitas, sonrió con cariño al intuir de quién se trataría. Destapó su cuerpo preocupándose un poco por la imagen que proyectaría a su visitante, así que solo atinó a medio peinar su cabello revuelto y se dirigió hasta la puerta de entrada.

Al abrirla se encontró con el brillo genuinamente emocionado de un par de ojos juveniles del color de la madera que, en cuanto cruzaron miradas, se convirtieron en dos gemas oscuras por el aumento de sus negras pupilas. El nombre de este chico era Karamatsu, al igual que él, solo que a su diferencia este joven era varios años más pequeño que él —tenía 18, a nada de cumplir los 19, mientras que él acababa de cumplir los 26—, y era una pequeña bolita de nervios amable que conoció una vez cuando un par de bravucones lo arrinconaron en un callejón para robarse su cartera. Pensó que nunca volvería verlo, pero grande fue su sorpresa al descubrir que eran vecinos, así que poco a poco fueron conociéndose hasta volverse en personas realmente cercanas.

—¿Te desperté, Karamatsu? —La sonrisa pura que adornaba los labios regordetes le hizo sonreír a él también, inmediatamente negó con la cabeza e invitó a entrar al otro, apenas notando que tenía una bolsa de supermercado consigo.

—No, en realidad me desperté hace un buen rato —respondió—. ¿Tú mamá ya salió?

—Síp, regresa en una semana —replicó acercándose a la mesa ratonera donde dejo la bolsa.

She said take care of you. ¿Quieres ayuda con matemáticas?

—Sí, también vine por eso —sonrió tomando asiento frente a la mesita—, pero también traje el desayuno, ha puesto a que ibas a comer algo instantáneo.

—Je, you're so smart, Kara. —Karamatsu hizo un ademán de pistola con su mano, acercándose de inmediato hasta la mesa—¿Qué es el día de hoy?

—Lo único que sé hacer... curry.

—Owww, cada vez mejoras más con el curry. Pronto serás un master del curry.

Las mejillas del más joven se encendieron en un rojo granate haciendo reír a Karamatsu. Kara empezó a sacar los recipientes que tenían la comida caliente, tratando de ignorar la vergüenza que experimentó su joven corazón, así que Karamatsu se levantó para ir por cubiertos, vasos y una botella de té que guardó la noche anterior en su refrigerador casi vacío.

Con la compañía de Kara no se sentía solo como el primer mes que estuvo aquí. En ese entonces se la pasaba tocando la guitarra mientras se ahogaba en llanto, apenas comiendo y resintiendo lo horrible que era salirse del seno familiar por discusiones inmaduras por parte de sus hermanos. Sus padres le llamaban a diario, Chibita incluso lo hacía de vez en cuando, pero fue muy difícil para él adaptarse a ser solo él, sin sus hermanos de por medio y sin la manutención de sus padres. Le causó estrés tener tantas cosas por pagar, tantas cosas que se supone ya debía de saber cómo el adulto joven que era, pero no podía encontrar su punto de equilibrio. Por lo menos hasta que conoció a Kara y a su madre, Nozomi, quienes le ayudaron a buscar empleos y los mejores lugares para comprar muebles, a cambio de que le diera clases de regularización al adolescente. Aun así, sentía que les debía muchísimo.

Regresó a su habitación/comedor, dejando lo que trajo sobre la mesita para después tomar asiento al lado del pequeño. Tomó el plato que le era ofrecido, agradeciendo por la comida y le dio un bocado al curry.

It's delicious —dijo degustando el sabor perfecto que sus papilas aceptaron encantadas—. Te prometo que cuando pueda conseguir mis propias verduras te enseñaré a cocinar.

Siguió masticando feliz, hasta que notó que el pequeño lo miraba atentamente como si fuera el motivo de su adoración eterna. Él lo sabía, sabía qué Kara le quería de una manera diferente, de hecho, él también le quería de esa manera, pero todavía había muchos factores que encontraba como piedras en el camino. Uno, la diferencia de sus ocho años; dos, el pasado inmaduro de Karamatsu; y tres, no quería que Kara perdiera el tiempo con un tipo como él. Su futuro, era brillante, aunque ahora mismo el adolescente encontrara muchas trabas con respecto a lo que quería hacer; no quería ser un punto imperfecto en medio de aquel éxito que se presagiaba, pero en ocasiones no podía evitar no dejarse llevar por sus ensoñaciones cursis.

—¿Qué pasa? —preguntó despeinando los cabellos negros.

—Ah, nada, solo... tienes una mirada muy bonita...

Ahora fue su turno de ponerse rojo hasta las orejas, agachó la mirada y río con voz temblorosa.

—Me gusta.

—¿Mi mirada? —preguntó de inmediato, tratando de buscar alguna excusa.

—No, tú me gustas.

Aunque sabía que el adolescente, si bien era demasiado nervioso y ahora estuviera con la cara rojísima, era demasiado sincero y directo. Bueno, puede que, en un futuro, cuando Kara viva más y él crezca como persona, hará hasta lo imposible por demostrar lo mucho que le amaba y disfrutaría de sus sueños.

Lo único que no sabía ninguno de los dos es que ese futuro llegaría demasiado pronto.

💙💙

Quería hacer un OS con un cantante encubierto, pero, maldita sea, se me hizo tan bonita la idea que ahora la voy a desarrollar en una historia corta. Que listo que sos Zils.

Alguien pare mi inspiración que no puedo con tantas cosas en la cabezaaaaa.

Let me give all my life [Osomatsu-san || flufftober]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora