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El rompimiento total con mi padre llegó a mis 25.

Más bien, yo misma provoqué aquella ruptura.

Estaba tan cansada de escucharlo decir que me presentaría al hijo de uno de sus colegas. Que simplemente lo hice. Besar a una chica justo frente a sus narices y mirarlo encolerizar.

Afortunadamente a él siempre le había gustado cuidar su apariencia. Me citó en su despacho y llegué temprano para escuchar lo que siempre espere.

"Estoy decepcionado de ti, no quiero que vuelvas a cruzar esa puerta de nuevo nunca. Para mi estas muerta."

Y en vez de ser trágico. Creo que no pude parar de reír cuando salí por la frente con la cabeza en alto. Era feliz.

Le conté todo a Yuzu por teléfono y no paraba de decir que se lo merecía. Debí darle una bofetada y pedirle que dejara de vivir en su burbuja perfecta.

-¿Por cierto, vendrás para mi cumpleaños?

-... Mei.

El silencio antes de mi nombre era suficiente.

-Esta bien, solo era curiosidad. ¿Ha pasado algo bueno en tu vida?

Algo que llegó con esos años de relación incierta. Fue dejar de creer que ella era un ángel porque ya no tenía el tiempo de apreciar su belleza. Y se iba tan rápido que apenas y recordaba como lucia.

Aún hacía a mi corazón girar en su sitio. Aún me hacía reír al teléfono. Pero estaba comenzando a sentirse muy frío.

Y mi segundo beso con aquella mujer que provocó el caos con mi padre llegó como anillo al dedo. En el momento justo.

Su nombre era Claire. Era abogada como me habían obligado a ser. Pero ella en verdad estaba enamorada de lo que hacía. Pese a tener solo veintiséis, parecía conocer todo sobre el tema y podía pasar horas y horas hablando de lo mismo.

Nuestra primera cita fue en el establecimiento que pertenecía a Ume. Ahora era un restaurante familiar un tanto retro. Y habíamos bromeado con la comida como si fuéramos niñas pequeñas.

Sus ojos no eran esmeraldas, sino zafiros. Tenía una piel blanca como la nieve y cabello rojizo similar a las llamas. Creo que esa mujer pudo obtener fácilmente un protagónico en Hollywood. Y llamadme friki, pero la imagine como la encarnación de Posion Ivy. Habría sido genial que fuera actriz y verla en la pantalla.

De hecho nos conocimos porque una compañera del trabajo nos presentó. Al parecer se hizo conocida mi orientación sexual de golpe. Mi padre trató de ocultar su vergüenza pero los chismes siempre salen a la luz. Y no era un sitio tan mezquino después de todo. Me apoyaron y me dijeron que era algo natural. Estar enamorado.

La iglesia a la que dejé de ir desde que abandoné la casa de mi padre comenzó a decaer. A veces me preguntaba si el padre me rociara agua bendita si cruzara la puerta y ese pensamiento me hacía feliz.

Himeko me apoyó totalmente cuando salí del closet Aunque realmente jamás me consideró dentro. Creo que nunca me importó que la gente lo supiera. Pero igual me dio palabras de apoyo, ella me llamó el día que se enteró de lo de mi padre. Su esposo también me animó desde el teléfono y me invitaron a comer pastel en su casa.

Y ella no fue la única en decirme palabras reconfortantes.

"Uno no elige de quien se enamora"

Me había comentado mi compañera Taniguchi al ayudarme a acomodar archivos. Yo sabía que todos hablaban de eso, pero ella fue la primera en apoyarme. Fue la primera en sacar el tema con un chiste sobre cómo los chicos del despacho tienen roto el corazón y que las chicas debían estar emocionadas. Ya era algo de lo que se hablaba desde que nunca mencionaba a los hombres. Pero lo confirmó aquel beso con una mujer en público.

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