-¿Dónde estoy?
Se preguntó Claude al observar a su alrededor una batalla entre unos jóvenes más o menos de su edad y lo que parecían ser una especie de monstruos hechos de hilo negro.
Intentó levantarse, pero sintió un dolor en su tobillo, se había lastimado; era obvio después de tremenda caída que acababa de tener. No recordaba exactamente como había llegado hasta allí, pero tenía por seguro que debía retirarse lo antes posible.
Intentó alejarse de aquel combate pero no hacia más que arrastrarse por el dolor, con dificultad se deslizó hasta donde se encontraba una rama lo suficientemente grande para apoyar su peso sobre ella y erguirse, fue entonces cuando pudo notar que se encontraba en la cúspide de una montaña lo suficientemente alta como para rebasar un poco las nubes, estaba en una sala amplia dentro de la montaña, cubierta simplemente por un techo y una pequeña pared que parecía ser la misma montaña, pero entonces escuchó un rugido, una de esas extrañas criaturas lo vio y empezó a acercarse a él lentamente.Intentó alejarse de aquel ser lo mejor que pudo, pero por más que se esforzaba en escapar, no podía evitar que esa bestia se acercara a él eventualmente.
Esa cosa, ese monstruo, era como un lagarto humanoide formado por hilos negros, con una larga cuchilla blanca que parecía de hueso o algún material blanco y resistente, la cual salía de su brazo derecho a la altura del codo perdiendo la mitad de éste, con una larga cola con protuberancias a lo largo, desde la punta hasta la nuca del ser, y no hablar de su cara, esa horrible calavera que formaba su cabeza, con hocico pronunciado, unos dientes alargados con colmillos predominantes y filosos, que al igual que su alarmante espada parecían ser de hueso pero con características dignas del mejor metal con el cual un arma puede ser creada.Claude no podía creer lo que pasaba ese mismo instante, su cuerpo se movía más bruscamente intentando escapar de aquello que lo perseguía, pero era en vano. Mientras más se acercaba notaba más su inmensidad parecía medir unos 2 metros aproximadamente. La bestia se movía lentamente, pero no porque así fuera su manera de atacar, más bien parecía como si su único objetivo era causarle más temor. Y lo estaba logrando. La mirada fija de aquel ser era aterradora, una mirada de unos ojos rojos, unos ojos que parecían más de odio que de una bestia sin razonamiento.
Cuando eso se encontraba lo suficientemente cerca como para atacarle, Claude reaccionó involuntariamente, atajó un golpe diagonal con la rama en dirección al cuello de la criatura, pero éste simplemente con un movimiento despreocupado cortó la rama en dos, casi a la altura de la mano de Claude, empujándolo hacía atrás por la monstruosa fuerza que aplicó esa bestia en aquel movimiento que le parecía tan natural, haciéndolo caer sentado en el suelo, jadeante
Claude intentaba moverse lo más rápido posible pero aún así no era suficiente. El terror lo inundaba, sus latidos se incrementaban, sentía una impotencia ante el peligro inminente, las desesperación por no poder hacer nada le generaba un más temor, pero ya no había nada que pudiera hacer, eso estaba posado junto a él, observándolo, como si fuera un perro herido. Claude temió, temió de verdad pero por más que lo intentaba su cuerpo ya no se movía.
"Eso" levantó su brazo, sí, el que tiene la cuchilla y Claude lo observó, de alguna manera lo aceptaba, sabía que esos eran sus últimos momentos, cerró los ojos como si en algún momento fuera a despertar lejos de aquel lugar, como si de un sueño se tratase, o al menos eso quiso creer. La bestia gritó, aún con el brazo alzado como si proclamara a su presa, bajó la cuchilla violentamente y Claude no hizo más que sonreír, sonreír por última vez.Y pasó.
¡Clank!- Ese era el sonido que producía la cuchilla chocando contra una barrera rectangular, una barrera flotando frente a él, de un tono magenta-transparente que lo protegía del brutal ataque. Y entre él y la barrera se encontraba una chica de cabellos rojos escarlata, con las manos abiertas ante aquella barrera.
-¡Corre!- gritó la chica.
Claude no supo que hacer, su mente estaba en blanco, no podía creer que alguien fuera capaz de hacerle frente a aquel monstruo.
-¡Vamos!, ¿Qué esperas?- reiteró la chica.
Claude reaccionó e hizo todo lo posible por arrastrarse un poco más, hasta que llegó a una valla de madera y se apoyo en ella para ponerse de pie.
La chica, aun con sus brazos extendidos frente a la barrera entre ella y el monstruo, respiro hondo y movió sus brazos en forma circular, cada uno hacia un lado hasta que quedaron en forma vertical, y después los movió bruscamente hacía enfrente provocando que la barrera explotara y empujara hacia atrás al monstruo.
Claude estaba atónito, nunca en su vida habría imaginado que eso le llegara a pasar.
La chica agitó lo que parecía ser un palo de madera perfectamente recto. Y empezó a irradiar un destello magenta de el extremo frontal con el que apuntaba al monstruo aun aturdido, el destello creció casi instantáneamente al tamaño de un balón. La chica giro el palo de madera dos veces en forma circular sobre ella y lo apuntó con fuerza hacia la bestia, un rayo del mismo color que el destello salió disparado contra él provocando que la bestia gritara de dolor, intentaba resistir el ataque pero los hilos de su cuerpo empezaban a quemarse con un fuego magenta y posteriormente a desintegrarse en el aire. Y la bestia dejó de existir.Claude miraba aun sorprendido por todo lo que había visto. Cuando reaccionó intentó hablarle a la chica pero en cuanto abrió la boca un ardor le surgió en el pecho, le generaba un dolor enorme, tanto que lo tiró al piso de rodillas, sosteniéndose el pecho con ambas manos, miró un resplandor azúl al fondo, donde aún peleaban algunos jóvenes contra las bestias de hilo negro. Poco a poco iba cerrando los ojos, sin dejar de ver aquella luz azúl que parecía solicitar su presencia, poco a poco el dolor fue bajando, hasta que Claude perdió el conocimiento y cayó al suelo por completo.