único.

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Harry caminaba solo por el bosque prohibido. No iba a ningún lado en específico, y tampoco tenía un propósito en concreto para estar rondando por dicho lugar, que tenía tan mala reputación.

El chico estaba exhausto, no de caminar sin rumbo, sino de su vida. De llevar encima el peso de ser el único que puede derrotar en Voldemort. Sabía que no estaba solo, que mucha gente lo apoyaba, y eso puede ser un alivio en parte, pero por otro lado solo era una carga más, ¿por qué? Porque eso significaba que todas aquellas personas le entregaban su confianza y esperanza.

¿Qué tal si no era capaz de cumplir con lo que debía, provocando que el mundo se viera sumido bajo una ola interminable de caos?

Torturas, esclavitud, muerte.

Aquellos pensamientos lo aterraban más de lo que parecía, lo abrumaban, le arrancaban el corazón y lo destruían en mil pedazos, no dejando alguna aparente forma posible de enmedarlo.

No era la primera vez que daba un paseo por aquel fresco, oscuro y sombrío lugar. Siempre iba a intentar despejarse de esos pensamientos negativos de que tal vez no sea tan fuerte como las personas a su alrededor lo veían, incluso como él mismo creía.

Ya había caminado un buen rato, bastante, más que en otras ocasiones. Sentía punzadas en la planta de sus pies por el cansancio, indicándole de que ya era momento de regresar.

Pero él no quería hacerlo.

Por más de que el cuerpo le doliera, se negaba a volver al castillo. Se convertiría otra vez en el centro de atención. Él no estaba de humor para tener ojos encima de él. Bueno, nunca lo estuvo.

Aunque la verdadera pregunta es cuándo no era el centro de miradas y murmullos. Por una cosa u otra, ajena a si era buena o no, siempre tenía que sobresalir de alguna forma.

Era horrible.

Estaba harto de eso.

Seis años que llevaba soportándolo. En un principio parecía tolerable, pero ahora solo quería huír de ahí y dejarle todo ese peso a otra persona.

Sonaba egoísta, sí. Él en realidad no quería que la gente a su alrededor sufriera relativamente por su culpa, o tal vez no exactamente, pero estaba involucrado, es lo mismo.

No. Solo quería sentirse comprendido, porque apoyo tenía de sobra.

Quería que alguien realmente compadezca el lío de pensamientos y sentimientos que rondaban por su cabeza y corazón constantemente, que entiendan que no era para nada fácil tener que vivir sabiendo que eres el único que puede derrotar a la persona -si es que eso era realmente- que sacudió y atemorizó tanto al mundo, sobre todo al mágico.

Se supone que un chico como él, de tan solo dieciseis años debería estar disfrutando de su adolescencia, estudiando y quejándose de vez en cuando de eso. Salir con amigos, divertirse, conseguir novia.

Pero en vez de eso, por las noches iba a la oficina del director para aprender más sobre el mago al que debía hacer desaparecer, abrumando su cabeza de recuerdos que ni siquiera le pertenecían, repasando una y otra vez miles de estrategias para conseguir eso por lo que tanto luchaba.

Basta.

Necesitaba un respiro. Solo uno.

¿Por qué no podía tener al menos ello?

Siguió caminando, metido en sus nublados, negros y estresantes pensamientos, sintiendo pero ignorando completamente cómo su cuerpo y, sobre todo su mente le gritaban que se detuviera y dé media vuelta para acostarse en su cálida cama para dormir, sin importar que ni la hora de la cena había llegado.

El bosque prohibido ;; Harco || Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora