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Jungwon sentía lástima por su padre.

Oh, ese hombre que lo señalaba como un Omega desde que nació, el mismo que se sorprendió e incluso hizo un festejo completo cuando terminó por presentarse como un "Alfa".

Recordó como le decía que debía ser un Alfa fuerte e imponente, pero capaz de ser lo suficientemente empático y sensible a la hora de tratar con su "Omega".

Pff, si tan solo supiera que su hijo, el mismo al que le llamó "Próximo Alfa de la casa" puesto que su hermano, Jeongin, terminó presentándose como un Omega, ahora estaba siendo follado por otro Alfa.

Sí, definitivamente sentía pena por su padre, porque mientras él piensa en enseñarle modales y formas de relacionarse con los Omegas, él estaba disfrutando de como su recto era rudamente invadido.
Pero claro, incluso si le encantaba aún estaba suficientemente consciente como para no gritar como una zorra.

Aunque poco faltaba para que su cordura se vaya al carajo, después de todo, el pelinegro que gruñía, gemía en un grueso tono y suspiraba maldita y sensualmente.  No ayudaba mucho en que sus cinco sentidos siguieran estables.

Entre aquellas rápidas y feroces penetraciones, el tiempo de detenerse llegó, y bueno, Jungwon no estaba entendiendo mucho, porque en algún momento terminó por perderse y el control en todo lo llevaba el Alfa pelinegro.

De pronto sintió el vacío así como sus piernas siendo soltadas, automáticamente dejó sus piernas tocar el piso de madera. Aunque casi no era tangible por los pequeños calcetines que yacían en ellas.
Un quejido proveniente del azabache fue escuchado.

—¿Insatisfecho? Aún no terminamos lindo.— sintió un escalofrío recorrer nuevamente su espalda baja, de alguna forma aquella noticia lo había alegrado.—Ahora qué te parece si te das la vuelta.

Y por más que no quisiera lucir como un necesitado Omega en celo, sus acciones decían todo lo contrario.
Tal vez no se preocupaba tanto porque estaba cegado de la excitación, o simplemente porque eso quedaría entre ambos Alfas, ¿no es así?

Sus pupilas se encontraron con el pálido color de la pared, su pecho estaba pegado a esta misma al igual que su frente, mientras su parte baja sobresalía siendo sostenida por el mismo chico al que hace unas horas detestaba.

No tuvo que esperar, ni mucho menos decir algo para que las estocadas reinicien, esta vez más rápidas y certeras, de un segundo a otro comenzaron a disminuir, siendo más lentas y suaves.

Jungwon sabía que era un juego, y lo que saldría perdiendo sería la cordura y tal vez su minúscula dignidad.

—Querías que fuera suave ¿Cierto?— Sí, estaba perdido.—¿Está bien así?

—Eres un ma-maldito de lo... peor.— Su voz iba disminuyendo por cada palabra.

—¿Disculpa? Creo que no te escuché.

A la mierda todo, el se iría a casa sin recordar ni un solo pedazo de ese día.—Mierda, solo hazlo rápido, maldita sea.— Intentos de no sonar como una zorra necesitada, ¿había salido bien? No podía afirmarlo.—¿Por favor?— Sí Jungwon, sabes perfectamente como arruinarte.

—Si lo pides así...— Una vez más su entrada comenzó a ser rápidamente atacada.

Las pieles chocando, los jadeos, gemidos y suspiros eran cual musical, ambos disfrutando de aquel acto tan impuro, sucio y placentero, prohibido pero no por la religión, sino por ambas jerarquías.

Para Jungwon era un momento excitante y peligroso, pero que terminaría olvidando y evitando.

Para Riki estaba siendo el mejor de sus celos, porque vamos joder, Yang tenía su mejilla apoyada en la pared, con los labios húmedos y entre abiertos, apertura de donde salían aquellos exquisitos sonidos que seguramente serían causantes de muchos de sus nuevos sueños húmedos, veía el sudor caer de su frente hasta su mandíbula donde aquella minúscula gota terminaba delineando hasta la punta de su barbilla; Sus manos completamente perdidas buscando un espacio al cuál sostener, queriendo aferrarse a las pálidas paredes que estaban siendo testigo del pecado de aquel par.
Su cuerpo... ¿era justo para un Alfa tener el cuerpo más detallado y alucinante? Porque si bien comenzaba con sus anchos hombros y su torso no muy marcado, mientras más bajaba una curva se iba creando, delineando su cintura, su artística cintura en la cuál sus manos se aferraban como pinceles en un lienzo.

𝘿𝙀𝙇𝙏𝘼  ► 𝙬𝙤𝙣𝙠𝙞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora