Nuestra vida al momento en el que nacemos es lo más bello que existe, nuestra madre siempre nos cuida y protege cuando somos pequeños, nos acicala y da leche. Cuando ya tenemos suficiente edad y nuestros sentidos se desarrollan, ya podemos olfatear, mirar y explorar todo lo que se encuentra a nuestro alrededor, es muy interesante. También jugamos con nuestros hermanos mordisqueándonos o con una pelota. Mi nombre es Trixie, y sí, así es, soy una perrita y esta es mi historia.
Todo iba bien hasta que un día, un grupo de humanos nos recogió uno por uno y nos metieron en una caja, no comprendíamos que estaba sucediendo. Llamé desesperadamente a mi mamá, que nos estaba siguiendo.
—¡Mamá! ¡Quiero estar contigo! -aullé triste.
—Tranquila cariño, todo estará bien —escuché que me decía.
—Cállense —dijo el humano que nos llevaba.
Unos minutos después, mis hermanos y yo nos encontrábamos en un sitio muy extraño, estábamos rodeados de muchos estantes en los cuales había jaulas con aves, conejos, ratones, hámsters, peceras con peces y otra caja de cristal como en la que nos encontrábamos pero con gatitos. Además había bolsas con alimentos de todo tipo, tenían muchos olores y ya me había agarrado hambre. Rasqué el vidrio para escapar pero era muy duro y difícil de romper.
En ese momento mamá se acercó y se echó al lado de nuestro cristal.
—¿Qué hacemos aquí? —ladró con tono agudo uno de mis hermanos.
—Los trajeron aquí para dar en adopción —respondió mamá con mirada cabizbaja.
—Pero no me quiero separar de ti mami —mi hermana puso una patita en el vidrio.
—Mis amores, los quiero mucho pero así son las cosas, no todo dura para siempre, pero les aseguro que tendrán un lindo hogar con una nueva familia —suspiró.
Unos instantes después, se escuchó la puerta abrirse, alguien había llegado, era una humana con su hija que tenía 12 años.
—Buenos días —dijo la humana mayor— venimos a adoptar un perrito.
—¿Alguna ocasión especial? —preguntaba el otro humano.
—De hecho solo para que mi hija Lily pueda tener un nuevo amigo que la acompañe y juegue con ella —aclaraba la mujer.
—Llegó en un buen día señora, hoy nos llegaron Ovejeros Alemanes, son una raza muy protectora y si se los entrena bien se vuelven muy leales compañeros -decía el hombre y los tres humanos se aproximaron a nuestra caja.
—Son muy tiernos —decía la menor.
—Elige el que más te guste cielo —respondía la madre.
La niña quedó mirándonos y, al percatarnos de ello la miramos también y dimos un pequeño ladrido.
—Ese que está allá —dijo la pequeña señalándome.
El hombre se puso de pie ya que estaba acuclillado y me agarró de la cintura para luego entregarme a la niña. Estaba muy asustada ya que nunca me habían separado así de mi mamá y tendría que acostumbrarme a vivir apartada de ella y mis hermanos.
La mujer también compró comida para cachorros y un collar de color rosado con un corazón de metal y dos platos, uno para la comida y el otro para el agua.
—Los voy a extrañar mucho —ladré a mis hermanos y mamá.
—¡Nosotros también! —me respondían con otro ladrido y así nos despedimos para siempre.
De esta forma todo comenzó.
Continuará...
Hola amigos estoy empezando a escribir este género nuevo que no es fanfic y que entrena mucho mi mente. Espero que disfruten este libro y me comenten que les parece. Seguiré subiendo más capítulos a medida que se me vengan ideas a la cabeza, ¡Saludos a todos! 👋😎.
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Mirando el Mundo con Ojos de Perro [EN EDICIÓN]
Adventure¿Si nosotros viéramos como lo hacen los perros? Seguramente nuestra perspectiva sería muy diferente a la que tenemos. Este libro cuenta la historia de una perrita Ovejero Alemán llamada Trixie que narra como ve su vida cada instante que pasa. Los pe...