Silhouette║Sadie Sink y tú

Capítulo 38: ¿Sadie?

POV _____

Me quedé mirando la pantalla de mi teléfono, repasando una y otra vez la foto que Sadie había subido. Ella y Ted, riendo juntos en un parque, abrazados bajo un atardecer que debería haber sido nuestro. Una sonrisa radiante iluminaba su rostro. Y ahí estaba yo, en mi casa, me había ido hacía la sala, luchando por encontrar un respiro.

Recuerdo perfectamente la noche en que todo termino. Yo, huyendo de ella, con las manos temblorosas mientras ella me miraba con ojos llenos de tristeza, pero con una firmeza que dolía.

—No puedo más, ______ —dijo, su voz apenas un susurro—. Te amo, pero... simplemente no funciona.

Esas palabras se habían quedado grabadas en mi mente, repitiéndose en un ciclo interminable. Promesas de amor que habían quedado atrás, sobre el dolor de amar a alguien que ya no está. Y así me sentía yo: atrapada en el recuerdo de un amor que ella había decidido olvidar. Encendí mi teléfono una vez más, y ahí estaba, esa maldita foto. Sadie y Ted, felices, mientras yo me consumía en mi propia tristeza.

—¿Por qué él? —me pregunté en voz baja, incapaz de entender cómo alguien más podía hacerla tan feliz. No cambiaba el hecho de que, en algún momento, ella había sido mía. Sabía que Sadie estaba construyendo una nueva vida, una vida sin mí. Pero yo... yo todavía estaba atrapada en la nuestra.

De repente, mi teléfono vibró. Era un mensaje de Sadie.

Sadie: ¿Podemos hablar?

Mi corazón se detuvo por un segundo. ¿Hablar? Después de verla con Ted... ¿Qué podía decirme?

Respiré hondo y respondí rápidamente.

Yo: ¿Cuándo y dónde?

Unos minutos después, recibí la respuesta.

Sadie: En el parque cerca de la universidad. En una hora.

Llegué antes de lo previsto. El parque estaba casi desierto, seguro por lo tarde que era. Me senté en una banca y esperé, nerviosa, sin saber qué esperar de esa conversación. Poco después, la vi llegar. Sus pasos eran lentos, como si también estuviera debatiendo internamente qué decir. Se sentó junto a mí, pero no demasiado cerca.

—Hola —dijo, su voz apenas audible.

—Hola —respondí, mi mirada fija en el suelo.

Hubo un largo silencio entre nosotras, uno que parecía imposible de romper. Finalmente, fue Sadie quien habló.

—Ted y yo... —comenzó, y sentí cómo mi corazón se aceleraba—. No estoy segura de cómo decirte esto, pero... no ha sido fácil. Te he echado de menos.

Esa última frase fue como un golpe directo. No sabía si sentirme aliviada o más confundida.

—¿Entonces por qué estás con él? —pregunté, sin poder evitar el tono de amargura en mi voz.

—Porque pensé que era lo correcto, ______. Pensé que alejarme de ti me ayudaría a seguir adelante. Pero me he dado cuenta de que eso no es lo que quiero.

El silencio volvió a apoderarse de nosotras. Mi mente corría a mil por hora, tratando de procesar todo.

—¿Y qué es lo que quieres? —pregunté finalmente, mi voz quebrándose.

Sadie tomó un profundo respiro, y cuando habló, lo hizo con una sinceridad que me desarmó.

—Te quiero a ti. Pero también sé que he cometido errores... y no sé si puedas perdonarme.