Hogar dulce hogar

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En uno de los tantos campos de entrenamiento se encontraban un pequeño de 6 años, en su espalda se podia ver el símbolo del clan Uchiha.

Aquel pequeño se encontraba entrenando arduamente con un Tantō, regalo de su tío Saru.

Sus piernas le temblaban y las manos le dolían al agarrar la empuñadura de aquel arma, aunque no daría su brazo a torcer, se convertiría en el mayor prodigio de su clan que alguien alla visto, para proteger la aldea y sus camaradas.

Esas eran una de las tantas metas de Uchiha Shisui, un niño que se entrenaba hasta el cansancio. Ya había perdido la noción del tiempo al entrar en aquel campo de entrenamiento pero savia que paso mucho tiempo allí metido por que el sol ya se estaba metiendo, debía de volver al recinto del clan antes del toque de queda.

No quería volver a aquella casa vacía, no queria recibir las miradas indiferentes de todos los miembros de su clan, por que si, Shisui era tratado así por su actitud amable y cariñosa algo indigno para un miembro del clan Uchiha. Pero debía volver, si no lo hacia la matriarca, aquella amable pero severa mujer se enojaría mucho y no estaba de humor para recibir un regaño, ya tenia suficiente con los regaños de su instructor Chunin por falta de ves en cuando a la academia o mandar algun clon.

Como pudo tomo sus cosas, caminando a paso lento al recinto del clan, veía pasar a las personas a su alrededor familias paseando, hermanos jugando, eso le causo mas dolor, trato de ignorarlo pero no pudo, de verdad lo extrañaba se sentía muy solo sin su padre. Puede que suene egoísta extrañar mas a su padre que a su madre, pero entiendanlo, Shisui nunca conoció a su madre ya que ella murió en el parto lo único que tenia de ella eran fotos, por lo que su padre lo cuido y crió solo desde entonces.

De verdad extrañaba a su padre. Uchiha Kagami murió proteguendo a su hijo y la aldea. La única persona de su clan que tenia fe en que se convertiría en el mejor Shinobi era su padre. Esa era la motivación del pequeño para entrenar hasta el cansancio, quería ser un gran Ninja como Kagami.
Gracias al sacrificio del Uchiha, la ayuda del relámpago amarillo de Konoha y el apoyo de los Sanins Konoha salio vecedora en la tercera guerra Shinobi a estas alturas ya se encontraba casi finalizando.

Pero con eso también dejo secuelas, al enterarse de eso, la desesperación y la perdida ocasiono que el pequeño Shisui despertara su Sharingan llegando a su etapa madura. Ahora lo único que le quedo se su padre fueron sus enseñanzas, recuerdos y un regalo que su tío Saru le dará cuando sea necesario.  

Esa era la razón por la que no quería volver a casa. Esa casa ya no era la misma, la calidez que antes emanaba se fue. La tranquilidad y el confort que recibia después de un tormentoso día se había ido. Estaba solo, si bien consideraba al Hokage como su tío no siempre estaba disponible para él, ya no había nadie para él y eso rompía cada ves mas su corazón. Pero debía ser fuerte y demostrarle a todo su clan que no era un fracaso.

Sin darse cuenta ya había llegado al complejo Uchiha, cruzando las grandes puertas empezó a correr lo mejor que pudo para llegar a casa, no estaba de humor para soportar las miradas de indiferencia o los murmullos de aquellas personas.

Al llegar abrió la puerta y dejo sus cosas en el piso antes de sacarse las sandalias y entrar del todo a casa.

–Tadaima– su vos hizo eco en toda la casa.

Debía dejar de hacer eso pero no pudo, extrañaba la vos cantarina de su padre al recibirlo en casa, de verdad trato de hacerlo pero fallo, era doloroso ser recibido por un ensordecedor silencio absoluto.

Aparto esos pensamientos, debía dejar de pensar en cosas tristes, ya estaba cansado de llorar, un Uchiha no debe llorar, pero llorar no era malo si lo hacías, eso demostraba lo fuerte que has sido, eso siempre fue lo que Kagami le repetía.

Mi Pequeño Sol  [One-Shot] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora