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❝Tengo cuerpo de modelo, tengo cuerpo de muñeca, no me importa si piensas que soy tonta. Simplemente no me importa.❞









—¡Ya! Basta. Estas hermosa así.— Mencionó la pelirroja, ya exasperada de la insistencia del peligris en verse bonita.

—Pero, ah, no es suficiente, quiero lucir bien, Rose. Sólo quiero tener una buena "primera impresión".— Hizo comillas con sus dedos, poniendo los ojos en blanco por unos segundos para volver a verse en el gran espejo de marco blanco pulcro con algunas fotografías pegadas en los bordes.— Esto es importante para mí. Tengo dos años que no voy a visitar a mis padres, y quiero... Quiero que me vean diferente. Quiero que se traguen sus palabras. Quiero... Quiero que vean que su único hijo está contento con su vestimenta de chica.

—Oh vamos  JiMin  no tienes que probarle nada a nadie, se que tienes un poquito de rencor dentro tuyo, pero déjame hacerte una sencilla pregunta. ¿Eres feliz vistiendo de chica a pesar de ser un chico, pero sintiéndote cómodo con ambos sexos?

—Tks, Rose, querida, ¿En dónde quedó lo de "sencilla pregunta"?— Se carcajeó el peligris, ganándose un golpe en la nuca por la fémina. — Ouch, ya ya, lo siento, ya me calmé.— retuvo la risa por unos segundos y terminó partiéndose de risa contagiando ahora sí a su compañera.

—Pero ya, enserio, respóndeme. Con un solo sí o no, es todo lo que pido.

—Sí, me siento cómodo vistiendo me de chica, pero no me considero una como tal. Estoy bien con mi sexo. — Asintió JiMin a sus propias palabras  mirándose por última ves al espejo, observando su lindo maquillaje, no le gustaba sobrecargarlo mucho; con un par de sombras, delineador, mascarilla de pestañas, labial, y algo de rubor estaba más que bien satisfecho.

A sus cortos 16 años JiMin se fue de la casa. No soportando las discusiones de sus padres quienes estaban a nada de separarse. Ese día se escapó por la ventana de su habitación, saltó desde su segundo piso, con tres mochilas llena de cosas necesarias para no volver en un largo tiempo, ganándose una torcedura de tobillo por desequilibrarse, y tratando de trotar lo más rápido posible hasta la casa de su mejor amiga, Rose, que aún viviendo con sus padres al igual que él, estos lo aceptaron más que contentos; entendiendo la situación y yendo al mes siguiente a retirar otras pertenencias de JiMin.

Después de un año entero viviendo con los padres de Rose y ella misma, volvió a su casa. Sus padres volviéndose locos por su desaparición/no desaparición sino más bien fuga, decidió comentarles sobre su gusto por la ropa femenina y su preferencia por los chicos, y eso fue la gota que derramó el vaso. Ellos le dijeron que les diera tiempo, que no comprendían, que eso era inaceptable para ellos ya que se suponía que su hijo era un hombre, no un marica con gustos femeninos. Ugh, pura porquería. Se tuvo que quedar ahí hasta cumplir la mayoría de edad, y al día de por fin cumplirlos; se fue otra vez con sus ahorros. De allí la razón por lo cual nuestro pequeño de ahora 20 años de edad demuestra esa  reacción al reencuentro con sus progenitores.

—Haber, princesita.— Comenzó a decir la pelirroja.—  ¿Vas a seguir echandote mascarilla de pestañas, ó nos vamos de una vez?— Interrogó alzando una de sus bien definidas cejas mientras se cruzaba de brazos.

—Nos vamos. Pero. Quiero un helado, ¿si? —Hizo un puchero mirándola con ojitos de cachorro abandonado.

—Ay, Dios. Que manipulador eres pequeña lagartija. —Sonrió negándose con la cabeza. Pero viendo que sus palabras no habían complacido al peligris, suspiro derrotada y despeinó un poco sus cabellos rojizos.— Bien, bien, un helado.

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⏰ Última actualización: Nov 19, 2021 ⏰

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