𝙉𝙐𝘽𝙇𝘼𝘿𝙊𝙎 𝘼𝙈𝙊𝙍𝙀𝙎 || noremma

Insanable.

Ahí lo descubrí, estando en la hueca oscuridad, haciendo algunos reportes de la empresa.

La inexistencia de la luz, en mi hogar.
Solo yo, y la oscuridad.
Es familiar el sentir, como sí lo conociera, como si fuera parte de mí.

Entonces, recordé su persona.

La amabilidad que desprendía.

Su alegre sonrisa.

Sus ideas, algo... alocadas, a mi parecer.

Su paciencia.

Su tranquilidad.

Sus calidas manitos.

Su manera de tratar.

Pero, me di cuenta qué, la oscuridad es muy similar a él.

Son tan contrarios, y al serlo así, son tan parecidos.

Él, mi diaria esperanza, una luz que de repente, se difuso.

Y así, lo descubrí, descubrí que su manera de darme el adiós, fue así, comprendí que se estaba despidiendo de mí, con razón la comodidad de esa hueca oscuridad. 

Así de hueca y estúpida es la vida, en el momento cuando disfrutas más de ella, te tiene que reatacar con algo.

A mi me mente llegaron recuerdos de esa trágica noche. Ese veintinueve de septiembre...

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Sus manos acariciaron su ya desarrollado vientre, el cual cargaba otra vida más.

— ¡Bebé! — Norman acariciaba su vientre felizmente. — ¡¡Adiós, ya me tengo que ir al trabajo. Te amoo!!

— Adiós mi amor, cuídate por favor. — Emma deposito un beso.

«Esta vez se siente... diferente» Emma tenía muy guardado ese pensamiento en sí misma. Se quería engañar.

— Claro que sí corazón, nos vemos en la noche.

Y el arrancó su auto, a su destino de trabajo, el cual siempre regresa a tardes horas de la noche.

Las horas se pasan, ambos están haciendo cosas completamente diferentes.

Emma esta durmiendo, su cuerpo ha estado agotado, más que todo estos últimos días. El embarazo la volvió muy dormilona. Pero igual siempre con esa esencia que la caracteriza.

Norman en un escritorio, terminando las últimas cosas que le quedan. Trata de apurarse, cumple aniversario con su amada esposa. Esta completamente agotado, pero hará cualquier cosa por ella.

Emma le dijo que no se preocupe por eso del aniversario, a ella le importa su salud.

Pero, en la vida existen equivocaciones.

— ¿Aló? — contestó el teléfono emma, medio dormida.

— ¡¡¡EMMA!!!!

— ray me asustas, ¿me puedes decir por qué estás llorando? por favor. — seguía algo dormida.

— Emma, es que emma... Ven. ven rápido al hospital por favor.

— Que demonios... — Dijo por lo bajo. — ¿¡Por lo menos puedes decirme que esta pasando!? Ya me estas asustando ray!

— No te lo puedo decir, no te quiero asustar. Solo ven.

Y llegó, en un corto tiempo llegó al hospital solicitado.

— Hola ray!! — Llegó a la sala de espera, no es normal que ray este llorando así.

— Emma... — Otro lloriqueo. — A N-norman le dispararon.

Oh

¿...Es eso?

En ese momento su mundo se paralizó.

Norman no se mete con nadie, ¿por qué le dispararon?

Ella lo miro confundida, no entiende

— ¿Qué?

Los llantos de ambos cesaron, estaban en un abrazo tratando de cuidarse el dolor que tenían.

Él no pudo seguir más: perdió mucha sangre, murió.

Los años fueron caóticos, el estar sin él le arruinaba cada cosa.

El nacimiento de su hija no fue lo mismo sin él, estaba su mejor amigo, sí. Pero ella quería a su amor, a norman.

Todas las cosas que hizo su hija, que él tanto anhelaba admirar... No estuvo presente.

Su hija cada vez era más él. Su blanquecino pelo, su característica piel porcelana, su inigualable inteligencia. Pero con unos ojos verdes como los de ella.

Todo lo que planearon ambos con tanto amor, pero sin él.

O bueno, con él...

Porqué la oscuridad que siempre la acompaño fue él.

La oscuridad que besaba su piel en la noche, la oscuridad que siempre estuvo y estará ahí.

Es su manera de decirle que estará siempre ahí.

Besando cada momento de ella.

Su manera de decirle que nunca se rindiera, él estará ahí.

— Norman... — Susurro tocando el portaretrato que llevaba una foto de ambos. — Te amo mucho. — Gimoteo y se aferró a la foto, por que es lo único que le queda de él.

— Mami... ¿Por qué lloras mamita?

— Nada mi amor,  — limpió su nariz. — son cosas de la vida... Cosas que jamás se superarán.