Hoy no existo. Lo que ha pasado me ha hecho retroceder un año atrás, o más incluso, a esos días en los que me sentía borrosa, difuminada, mareada. Me miro al espejo y no me veo. Veo a alguien, a alguien borroso, a alguien que se ha perdido y necesita que lo abracen, que lo quieran abrazar, que se merezca que lo abracen. Quiero vomitar y no puedo. Quiero respirar y no puedo. Quiero sacarme cada gota de sangre que llevan mis venas y no puedo. Quiero morir. Creo que si ahora mismo me abandono, si cierro los ojos y me dejo llevar por la sensación que me nace en la cabeza y me recorre el cuerpo, moriré. Y sería agradable. No el trayecto de morir, sino el estar muerta. No quiero respirar ni una vez más. Lo siento mamá, nada de esto es tu culpa. Soy yo, que soy gilipollas, y me quiero dormir para siempre.
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Sólo un desahogo.
RandomEs perder el norte, es hacerse fuerte, es la vida y es la muerte, roces y cortes.