h o m o p a t i e n s

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"Libérame de este infierno,
no puedo escapar de este sufrimiento,

salven a mi yo que está siendo castigado."



En el momento en el que entré a esto, sabía que había perdido mi alma. No era consciente de la magnitud de mis actos, lo único que mantenía en mi cabeza era que debía traer a Jimin así me costara la vida.

La muerte no me preocupaba después de haberlo perdido.

Sin embargo, ¿no había renunciado a la vida desde el día de su funeral? Estar de pie junto a su cuerpo gélido, inmóvil y mutilado en un ataúd mientras sus familiares y amigos se reunían alrededor, sin prestar mayor atención al cadáver en la habitación, era algo que me había marcado significativamente.


"No hay nada más que hacer... estamos un día y al otro no"


"Es una lástima que siendo tan jóven muriera así"


"Lamento tu pérdida, mi más sentido pésame"


"Estas cosas suceden, todo es parte del plan divino"


"Jimin era un gran amigo, de verdad voy a extrañarlo"


"A él le hubiera gustado que continuaras con tu vida"


"Hey, nosotros tenemos que seguir, ánimo"


Todas esas frases trilladas que se dicen cuando alguien muere habían sido pronunciadas aquel día con una hipocresía increíble. Decían lamentarlo, pero su cara denotaba felicidad. Decían que era una gran persona, pero recordaban los errores que había cometido en vida. Lloraban algunos cuando se acercaban a mi, pero miraban con desdén y asco el interior del ataúd. Acariciaban la caja con ternura cuando en vida no habían sido capaces de darle un sólo abrazo el día de su cumpleaños. Dejaban flores alrededor del féretro para calmar su conciencia e irse a reír al fondo de la habitación.

También me dijeron que debía superarlo, renunciar a él y aceptar que no se podía hacer nada más pero yo no estaba dispuesto a hacerlo. Siempre hay algo que hacer.

Admito que los primeros meses desde su muerte acepté aquellas palabras como ciertas. Una gran parte de mi murió junto a él y ante eso no podía resistirme. Deja un sabor de boca similar al de una ruptura con la gran diferencia de que el sufrimiento producido por una muerte inusitada es sumamente devastador.

Te desgarra los órganos desde dentro, uno a uno los consume, permaneces con el hedor de la sangre podrida escondido debajo de tu nariz, el dolor se instaura en tu paladar mientras tu mente se encuentra ausente, envuelta en una especie de bruma. La línea divisoria de la realidad y el imaginario se borran, es imperceptible y lo que pueda sucederte mientras caminas entre un mar de cuerpos deja de preocuparte porque no estás aquí, no vuelves a estarlo.

No hay diferencia entre un vegetal y tú, frío, cortado de tajo, arrumbado y destinado a pudrirse en el fondo de la oscura nevera.

¿Cómo aceptar que a la persona que más amabas y con quien habías decidido compartir tus días ahora está muerto? ¿Cómo aceptarlo si minutos atrás habías tenido su cuerpo entre tus brazos, sus labios en tu piel? ¿De qué manera podría ahora olvidar su voz y su presencia en mi vida?

homo patiens (minjoon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora