Advertencia: Infidelidad. Sin final feliz.
Sí, es lo que me da mi inspiración. Lo lamento.
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El destino había hecho que se cruzaran por el camino de la vida desde temprana edad. El colegio fue el punto de encuentro donde surgió su amistad y se convirtieron en mejores amigas. Era una historia de esas en las que las energías son compatibles y es fácil conectar con otra persona. Cuando hablar y escuchar es fácil, y el deseo por el bienestar del otro es un sentimiento natural, casi instintivo.
La amistad continuó hasta la secundaria luego de años viendo crecer a la otra, presenciando los cambios que eso conlleva. Ambas le dieron la bienvenida a la adolescencia; Amelia antes que Luisita. Tenían dos años de diferencia pero eso jamás fue un obstáculo. No fue un problema incluso cuando Luisita salió del closet como lesbiana, y, siendo la más segura y decidida de las dos; inspiró a Amelia quien lo hizo un año después.
Vivieron momentos de sus vidas significativos y muchas primeras veces, como la gran discusión que surgió cuando Amelia tuvo su primera novia formal. Ambas ya estaban en la universidad. Luisita había estado actuando de manera extraña por un tiempo, con arranques de enojo repentinos y sin justificación, y actitud distante.
—Siento que me has dejado de lado desde que sales con ella. —dijo Luisita con brazos cruzados sin mirarla a los ojos.
—¿Yo te estoy dejando de lado? —preguntó Amelia sorprendida ante sus palabras— Pero si eres tú la que se ha distanciado. No contestas mis llamadas, rechazas mis invitaciones. Ni siquiera recuerdo la última vez que tuvimos una conversación.
—Ya, pues...
—¿Qué? —insistió la morena irritada.
—No soporto verte junto a ella. —dijo Luisita al fin, dándole la espalda aun con los brazos cruzados.
Hubo un silencio de varios segundos en los que Luisita creyó que Amelia había abandonado su cuarto.
—Luisi, —La escuchó susurrar a sus espaldas más cerca que antes—, mírame, por favor. —Esta se giró lentamente pero seguía sin mirarle a la cara—. Mírame. —Esta vez lo hizo—. Tú siempre estarás en primer lugar. Que tenga novia no significa que te quiera menos. Sí, es cierto que hay cosas que cambiaron pero sigues siendo mi mejor amiga.
—Ese es el problema. —Interrumpió— Yo no quiero que seamos amigas.
—¿A qué te refie...?
—Me gustas, Amelia. Y no soporto verte con ella de la manera que quiero que estemos tú y yo. —fue su confesión. Una que dejó sin palabras a Amelia, que le costó a Luisita todas sus fuerzas y emociones. Y al notar el silencio prolongado de la morena, empezaba a sentirse arrepentida.
—Luisi...
—No tienes que decir algo. Prometo hacer todo lo posible para que esto no afecte nuestra amistad. Por ahora, déjame sola... por favor. —solicitó Luisita con voz triste evitando su mirada.
—No. —respondió Amelia con firmeza.
—¿Qué?
—¿Por qué no me lo habías dicho antes? ¿Desde cuándo te gusto? —indagó la morena con una desesperación que Luisita no lograba comprender.
—No estoy segura. ¿Siempre? —contestó resignada.
—De haberlo sabido... —dijo Amelia en voz baja pero la rubia lo había logrado escuchar.
—¿A qué te refieres?
—Tú... también me gustas. —confesó con una renuencia que parecía liberadora.
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La Gracia del Destino
RomanceEl destino había hecho que sus vidas se cruzaran desde temprana edad. Por eso, Luisita estaba convencida que Amelia era el amor de su vida. Dividida en dos partes.