01: CONFESIONES.

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Park Jimin

Unos minutos más y estaría llegando a su departamento. Había acordado verme en el café que se encontraba en la esquina del siguiente edificio, sin embargo, él no llegó. Lo espere 30 minutos, le mande unos mensajes y lo llamé, pero nunca respondió.

Mi preocupación se hacía latente, con cada paso. Jimin siempre me ocultaba cosas y me aterraba que estuviera sucediendo algo malo. Pues estás últimas semanas, se había distanciado considerablemente de mi.

Cuando por fin creí que volveríamos a ser los mismos de siempre, me deja plantada y sin ninguna explicación.

Toqué el timbre y espere a que él me abriera.

No lo hizo.

Insisti una vez más.

Nada.

Teclee la contraseña en el panel. Agradecí que no la haya cambiado. Entre a el lugar con suma cautela, asomando primero mi cabeza para verificar el interior. Estaba totalmente a oscuras. Decidí entrar por completo al departamento, las luces se prendieron al instante, pues el sensor detectaba el movimiento. Me coloque unas sandalias, para caminar por el sitio, en el interior solo había un silencio sepulcral, aparte del golpeteo de mis sandalias al caminar.

Revise el lobby pensando que tal vez se encontraría en su sofá favorito, sin embargo no encontré a Jimin. Examine la cocina, el baño y lo único que me faltaba era su habitación.

Jimin-ssi —lo llamé, antes de tomar la manilla y abrir la puerta.

—No te esperaba por aquí —emitió desde el escritorio, que se encontraba en el rincón del ala izquierda de su habitación.

—No te creo —puse los ojos en blanco —Se suponía que nos veríamos en la cafetería, ¿por qué no llegaste? O más bien ¿Por qué estas evitandome? —inquiri. Él aún no se dignaba a verme, seguía muy concentrado en lo que sea que estaba haciendo en su mesa.

Cerré la puerta de la habitación y me deje caer sobre su cama. Desde ese punto, podía verlo con más claridad. Su perfecto perfil, sus mejillas atenuadas bajo la débil luz que nos proporcionaba su lámpara de mesa, me parecían demasiado lindas. Las cortinas de su habitación estaban cerradas, parecía un ermitaño.

—No te estoy evitando, solo tengo muchas cosas que hacer —deje de mirarlo, con el fin de mirar hacia el techo.

—Sigues mintiendo —sentía inquietud ante su falta de interés al tema. Parecía demasiado despreocupado de ello, como sino le importara.

—Es mejor que te vayas —el matiz de su voz gélida, era verdaderamente disgustante. Jimin jamás se había comportado de tal manera.

—No, no me iré hasta que me digas lo que ocurre —me ergui, prestando atención al pelinegro que tenía enfrenté.

—No ocurre nada —fue entonces que volteó su silla, moviendo sus pies sobre el suelo para lograrlo.

Nos miramos a los ojos, tal vez ni siquiera parpadeamos en el breve lapso de tiempo, antes de que él la desviará a su manos.

—Jimin, ¿qué sucede? —trate de persuadirlo como un tono bajo y cálido en mi habla.

—Nada —seguía jugando con los dedos de sus manos.

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2022 ⏰

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