|Avisen si hay algún error de ortografía|
Lea
-Chicos- dije, regresando a la sala- Me tengo que ir, hoy entro a las diez y media y será mejor que me vaya ahora si no quiero llegar tarde.
-Te llevamos nosotros si quieres- sugirió Dante mientras se levantaba del sofá.
-Oh, no, no es necesario. Puedo irme en mi auto, no quiero molestarlos- dije mientras agarraba mis cosas.
-A nosotros no nos molesta y nos queda de camino a la empresa- habló Bruno.
-¿Seguros?... yo podría irme sola- intenté convencerlos.
-Sí, nosotros te llevamos- respondió Lucca.
-Bien-
(...)
Ya habíamos llegado y antes de bajar de la camioneta, todos me dieron un largo beso. Me encontraba muy confundida, demasiado. Aparecieron ayer y ya me besan como si fuésemos algo. Yo también tenía la culpa, tenía la culpa por permitir que lo hicieran y tenía la culpa por seguir el beso de cada uno de ellos.
Tenía muchas preguntas en mente; ¿no les molestaba besarme sabiendo que los había besado a los tres?, esa era la pregunta que más se repetía en mi mente, pero aún no tenía una respuesta coherente.
-Lea- la voz desconcertada de Emma me hizo salir de mis pensamientos y mirarla con el ceño fruncido- Te estaba hablando y estás ida, ¿te encuentras bien?.
-Sí, lo siento- dije moviendo mi mano al aire, restando importancia- Estoy muy distraída- resoplé.
-¿Qué ocurre?- preguntó mientras me ofrecía un poco de su café.
-Más tarde te cuento, tengo que ir a darle el alta a algunos pacientes- tomé un largo trago de su café y se lo devolví. Me adentré a la habitación que nombré anteriormente y guardé todas mis cosas, agarré mi bata-uniforme y me la coloqué.
Salí de la habitación y le pedí el informe de la señora D'Angelo a Emma, me lo entregó y me dirigí a la habitación ciento cinco. Me adentré a la habitación luego de haber pasado la tarjeta y la señora estaba terminando de desayunar.
-Buen día- saludé, sonriendo, mientras me adentraba en la habitación.
-Buenos días- recibí como respuesta por parte de la paciente y por parte de los otros tres señores que se encontraban rodeándola.
-¿Durmieron bien?- pregunté al ver lo sofás que había mandado a traer para que los señores puedan dormir cómodos.
-Muy bien, gracias por los sofás- respondió uno de los señores con una sonrisa amable.
-Nada que agradecer- le sonreí y me acerqué a la paciente- ¿Te duele la pierna?.
-Anoche me dolía pero una de las enfermeras me dio una pastilla para el dolor y ya, ahora no duele- habló, encogiéndose de hombros.
Asentí y luego hablé;
-Ahorita voy a cambiarte la venda y ya luego podrás retirarte- sonreí y ella hizo lo mismo.
(...)
-Ya- dije terminando de cambiar la venda.
-¿Necesita de algún cuidado en especial?- preguntó el señor más alto.
-Hay que cambiar la venda todas las noches durante toda esta semana, hay que lavarla con el jabón especial que se le otorgará en enfermería y hay que poner agua oxigenada. Si los puntos se llegan a descocer, vengan de inmediato al hospital y ya, eso es todo- dije anotando todo en el informe.
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Lea [SUSPENDIDA]
RomanceLea es una doctora de veinticuatro años. Es una chica que no cree en el amor ya que siempre tuvo malas experiencias en todas sus relaciones, pero hubo una que la marcó profundamente. Los D'Angelo al verla supieron que ella sería su mujer. Están disp...