Keitlin, 8 años, nacida en Arequipa, adora los juegos de mesa y los peluches de panda

Margared,29 años, nació en Inglaterra pero vino a Perú por un compromiso,madre soltera, escultora de piezas de la museo

Jorge, 43 años, perdió a su familia en un accidente automovilístico, aspira a tener su cadena de taxis y ahorra cada centavo para conseguir su deseo.
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Hace ya unos años invitaron a mi madre a un matrimonio yo feliz acepté acompañarla en mi mente de niña de 8 años, por el glamour de esos lugares no sabía que esa misma ilusión que yo sentía de iba a esfumar casi al instante con el pasar de la noche.
Salí muy contenta de la mano de madre,mi vestido rosado favorito con toda la pedrería que me encantaba de igual manera mi acompañante iba muy bella, con un moño en alto, sus zapatos negros como la noche y su vestido que podía pasar para una alfombra roja.
Subimos al auto que nos llevaría a dicho lugar, aquel taxista que nos recogió parecía ser muy amable ya que ayudó a mi madre a subir cuando se deslizó por el suelo mojado, el camino fue tranquilo lleno de anecdotas y una que otra carcajada mía.Hasta que llegamos a una curva, esa maldita curva que hizo perder el control al conductor fue tan rápido que el este se estrelló contra un muro,yo no hacía más que pedirle a Dios que saliéramos vivas.
No podía hablar debido a que tenía un pedazo de vidrio en la garganta,el terror vino cuándo observé a madre a centrimetros, con su mano en junto a la mía...ver su rostro ensangrentado pero con una sonrisa que me tranquizó , susurró unas palabras que no escuché.
Y fue cuando se levantó lanzandome lo más lejos ,aterrizé en un montón de arbustos y raspé mis rodillas por el impacto, ese dolor fue mínimo comparado al de ver a mi progenitora entre las llamas , lágrimas caían por mi garganta al ver el fuego consumir lo que habían sido mis primeros años de vida en un segundo.
En ese momento me percaté una presencia, esta se me acercó a mi con una vestimenta blanca resplandeciente y con cabellos dorados parecia un ser de otro mundo ya que su rostro era perfecto, su voz nos daba paz y tranquilidad él nos sacó de ese hoyo que creo yo que solamente yo y mi madre podriamos verlo , a mi madre le borro sus heridas tal cual mago y mientras ibamos caminando a donde él nos guiaba sentiamos paz y tranquilidad. Este ser era tan grande que mis ojos y mis brazos no alcanzaban para verlo ni abrazarlo... Y fue ahi donde supe que estabamos en un lugar donde ya no hay final.