Taehyung apenas entró a su hogar, su nariz se vio afectada por el potente aroma que cubría todo pedazo que consistía la pequeña casita que compartía con su pareja destinada.
Anonadado, parpadeando varias veces y aún con la mano en la perilla de la puerta, se quedó estático pero no por mucho. Unas manos ansiosas rápidamente lo hicieron soltar la bolsita con las compras para la cena, ésta cayendo de manera estrepitosa al suelo. Lo despojaron de sus zapatos, la mochila, el suéter que llevaba y, las manos desesperadas, apagaron el celular para que nadie les molestase.
La verdad, Taehyung no supo muy bien cómo ni cuando llegó a estar en el sillón, sentado en el regazo de su alfa, éste escabullendo sus manos debajo de la camiseta y refregándose en su pecho, queriendo impregnarse de su aroma.
Era una fortuna que ningún aroma ajeno se impregnara en su ropa, o ahora tendría a su cachorrito lloriqueando y yéndose a encerrar a su habitación, celoso y molesto.
—Hyuuuuung —Habló meloso, haciéndole ojitos y pucheritos.
Taehyung por puro instinto llevó sus manos a la cabellera desordenada y oscura de su pareja, acariciándola y enredando sus dedos entre los mechones, provocando que Jungkook ronroneara feliz por los mimos.
—Te demoraste mucho, hyung —El alfa lloriqueó, el puchero no saliendo de sus labios y los ojos grandes, como de bambi, mirando a su omega.
—Perdón amor, estaba haciendo las compras para la cena y el supermercado estaba algo lleno —Respondió, mirándole arrepentido.
Se quedaron en silencio por unos segundos, solamente mirándose a los ojos hasta que Taehyung, con la dureza debajo de él, sintió como las caderas embestían hacía arriba provocando un roce.
—Hyung, perdón perdón perdón —El alfa musitó, lloriqueando y sus ojos aguándose, soltando una que otra lágrima.
El omega suspiró, sus manos dirigiéndose hacia las mejillas de su pareja y las acarició, dándole un casto beso en los labios rellenitos de su alfa. También aprovechó de soltar un poquito su aroma, buscando relajar a su pareja y así, poder decirle que nada malo había pasado.
—Está bien amor, no me molesta, ¿entraste en celo cachorrito? —Preguntó, aún dándole caricias y Jungkook volvió a hacer un pucherito.
—Sí, hyung. Y duele —Musitó, adolorido. Sus ojos se abrieron un poco más—, ¡Pero no me he tocado, hyung! Sólo abracé el osito que me regalaste y que tiene tu aroma y tomé una pequeña siesta —Se explicó.
Taehyung solamente sonrió, acercando el rostro ajeno al suyo para poder darle un beso. Jungkook encantado cooperó, ambos moviendo sus labios lentamente, de manera suave y con mucho cariño.
El omega se levantó rápidamente de su regazo, sabiendo que lo más probable y por la calentura de su alfa gracias al celo, éste iba a embestirle en seco de nuevo por puro instinto y otra vez, Jungkook se iba a sentir culpable de hacer tal acto.
Pero el pelinegro, frunciéndole el ceño molesto, lo intentó tomar de las caderas para poder sentarlo nuevamente en su regazo.
—¡Hyuuuuung! ¡Ven por favor! —Le lloriqueó, reclamándole.
—No, cachorrito. Voy a hacer la cena, ¿sí? ¿O no quieres comer lo que hyung, con tanto cariño, te cocina? —Taehyung hizo un puchero, viendo como su alfa negaba con la cabeza reiteradamente.
Jungkook rápidamente se levantó y correteó hacia la entrada de la casa, arrodillándose para recoger las compras.
Taehyung sabía que estaba siendo algo manipulador, pero Jungkook, al ser un alfa aún joven, con 18 años recién cumplidos, sus celos eran irregulares y provocaban que se volviera mimado, caliente y llorón. Si no quería que su cachorrito pasara por tantas emociones fuertes durante el celo, algo que ya de por sí era fuerte por las olas de calor, debía de mantenerlo a raya de una manera u otra.
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Alfa en celo: mimado, caliente y llorón
FanfictionEn dónde Jungkook, un cachorrito alfa, entra en celo.