Parte única.

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Las Vegas era uno de los destinos turísticos predilectos de la gente que buscaba alejarse del estrés cotidiano.

Mobius no podía contarse entre esa gente, pues el pensamiento de perder todos sus bienes apostando, ser atacado por un animal exótico de algún show o perder el juicio a causa de una fiesta no controlada, lo ponían más ansioso que en el trabajo.

Ravonna Rennslayer, su mejor amiga, le había asegurado hasta el cansancio que nada de eso les iba a ocurrir, pues eran demasiado sensatos como para dejar que la situación se les saliera de las manos.

Aún así, no contaban con que la comitiva del Dios del trueno volvería a presentarse esa noche demandando parranda.

Habían puesto más moderación en sus fiestas, pero aún así había mucho descontrol. Quizás más a un grado humano y no...intergalactico, pero al fin y al cabo descontrol.

La gente en Las Vegas lo esperaba con los brazos abiertos. Sabían que todos los establecimientos estarían a rebosar de personas y seres entusiasmados por vivir la noche al máximo, así que no escatimaban con sus calurosas bienvenidas.

Mobius se sentía algo mareado en aquella súbita marea de gente de todos los rincones del universo, pero la mano firme de Ravonna en torno a su muñeca y la expresión de obstinación total que adornaba su semblante, le indicaron que era inútil pedir que volvieran atrás.

Habían comenzado a abrirse paso entre la multitud para llegar al bar más cercano, cuando el suelo comenzó a vibrar bajo sus pies y toda la gente a su alrededor comenzó a dispersarse con fascinación y reverencia.

Un grupo de gigantes de hielo se hizo presente ante el Dios rubio, quien afectuosamente saludo al que iba en la cabecilla del grupo.

El príncipe Loki.

Mobius no había estado presente en la primer ocasión de la parranda intergalactica, pero aún así sabía bastantes más cosas de este personaje de lo que cabría esperar.

La fascinación hacia su personalidad y el genuino interés de conocer más de una raza tan infinitamente ajena, habían terminado por dejar a Mobius como si fuera una adolescente nerviosa frente a su ídolo juvenil.

Ravonna no dejaba escapar nada, así que que el hombre de claros cabellos se vio rápidamente arrastrado por la mujer en dirección al gigante, quien se encontraba bebiendo un cóctel tranquilamente.

- ¿¡Qué se supone que haces!? - Mobius intento zafarse del agarre de Ravonna, pero esta siempre había sido más fuerte que el.

- Intentando presentarte. He visto tu historial de búsqueda, se que te mueres por hablarle pero estas tan metido en tu trabajo que no le das la oportunidad a nada más. Con mucho trabajo me la das a mi - Mobius guardo silencio. Aún estaban a varios metros del príncipe de Jotunheim, pero el aura de poder y encanto que emanaba de el, era demasiado fuerte para ser pasada por alto.

No tenía motivos ocultos. Mobius realmente sólo quería entablar una conversación, por corta que está fuese. Quizás hacer unas preguntas sobre su interesante vida o constitución, pero la poderosa mirada roja que paseaba de vez en cuando por el lugar, le hacía retroceder de forma inmediata.

- Amo mi trabajo- murmuró Mobius con los pies firmemente plantados en el suelo - Realmente no hay tiempo para nada más -

Ella odiaba ver lo sólo que su amigo se encontraba y aunque era una esperanza muy bizarra y grande hacer que el príncipe Jotun se interesara en un mortal, bien valía la pena intentarlo. Una conversación con un ser tan fascinante no vendria mal aunque no pasará a nada más.

- Siempre lo hay y lo tienes ahora, usalo - ella dio un último empujón a la espalda de Mobius y este contuvo el aliento en cuanto noto lo cerca que estaba del gigante.

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