Era nuestra ultima noche, ambos lo sabíamos, pero nos negábamos a creérlo, nos sumergimos en un mar de recuerdos que asfixiaba. Tú, evocando tus pensamientos con la mirada, y yo a lado de tu cuerpo queriéndote decir que si querías te podías quedar.
Pero era una frase que por más que la gritara con desespero mi alma, mi boca nunca sería capaz de decirla.
Y en el calor de tu cuerpo, entre tus latidos y mis pensamientos yo sabia que te amaba, pero tu con la mirada perdida llenabas con gran oscuridad mi cuerpo, aun más que la oscuridad que traía esta noche de luna nueva, nos perdimos entonces, en este eterno momento, en la tortura del reloj y su hirientes agujas, cuando los minutos se nos escapaban cual aliento al querer emitir una palabra mientras que la noche nos encerraba en este profundo silencio donde mis palabras te buscan pero jamás te atrapan.