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Capitulo 11

Capítulo 10: El Interludio

Se hará un anuncio al final de este capítulo.

Los días en Caldea volvían a la normalidad. Por fin lucharon contra la Asociación de Magos y gritaron a su toro. Manteniendo a Chaldea en el lugar divertido que es. Donde a partir de ese momento, sin que se detectara ningún peligro, se reanudó la vida para Caldea. Lo único que faltaba era nada menos que los dos Maestros de Caldea. Aunque para ser justos, no se habían ido para siempre. Regresando a casa con su familia y amigos. Después de todo, tenían una vida antes de Caldea. Dejando así al personal y los sirvientes aquí por el momento.

"Y aquí está." Dijo Da Vinci mientras sostenía un dispositivo de casco. Se lo revela a una multitud de sirvientas delante de ella. "Un dispositivo que se basa en el casco que hicieron Edison y Tesla. Por supuesto, con mi propio genio jadeante".

"¿Por qué harías tal cosa?" Atalanta arqueó una ceja.

"Cierto." Helena inclina la cabeza. "No veo ninguna razón para que se haga algo así".

"Parece una imitación". Circe sonríe mientras piensa poco en el dispositivo.

"Hm." Da Vinci luego vuelve la cabeza. "Por favor. A diferencia de Edison y Tesla, hice mejoras".

"¿No fue solo porque pudiste aprenderlo a través del mundo que vimos?" Scathach thn afirma, como Da Vinci tuvo la idea y las ideas de mejora debido a ese mundo. "En cualquier caso, ¿de qué sirve siquiera hacerlo?"

"Por diversión." Además, porque Da Vinci no tenía nada mejor que hacer.

"Tiene sentido." Mordred asiente. "Sin los Maestros no tenemos nada que hacer aquí mientras ellos visitan a la familia".

"En efecto." Altria (Lily) asiente. "En el lado positivo, tal vez esto pueda ser divertido". Luego se inclina hacia adelante para agarrarlo, y Medea (Lily) también siente lo mismo.

"Woah ahí." Da Vinci agarra el casco antes de que los jóvenes sirvientes puedan tomarlo. "Aunque hice mejoras, esto se hizo para más ... mujeres maduras". Los dos hicieron pucheros, sintiendo que los habían engañado. "Continuando, ¿quién quiere probarlo primero?" Da Vinci preguntó a las bellas damas aquí. Por supuesto, estaban bastante indecisos. Sin embargo, uno decidió probarlo.

"Bien podría." Scathach luego lo agarró y se lo colocó en la cabeza. "No tengo nada mejor que hacer de todos modos". Una vez que lo cubrió, vio las luces parpadear, y pronto todo se pixela y se vuelve realista. El Lancer quedó bastante impresionado cuando se encontró en una sala de entrenamiento. "Puntos sobre los detalles".

"Lo es, ¿no es así?" Luego escuchó una voz familiar y no vio a nadie más que a su estudiante Cu dentro. "Oye, enseña."

"Ah, Sétanta." Scathach sonrió. "Veo que estás aquí. O más bien, una versión artificial de mi alumno".

"Eh, es cierto." Cu dice encogiéndose de hombros, pero no parece importarle mucho. "Solo estoy aquí desde que tengo una conexión cercana contigo y todo eso". Luego blandió su lanza, la que ella le regaló. "Pero basta de hablar, tiempo para la batalla."

Scathach estuvo de acuerdo. "Muy bien." Luego convocó a sus propias lanzas. Sus extremos puntiagudos mortales brillando bajo la luz artificial. "Será bueno dar una vuelta aquí en este lugar".

"Oh. Crees que me refería a ese tipo de pelea, eh." Cu sonrió cuando su lanza desapareció. Haciendo que su maestro se sienta bastante confundido. "Me refería a la otra pelea. La que será dominante".

"Te refieres a los puños." A Scathach no le importaba lo que suponía.

"Oh no. Todavía voy a usar mi lanza." De repente, su atuendo se le cayó. Con la 'lanza' bien y lista para funcionar. "Sólo el que importa. Entonces, ¿qué dices?"