prologo

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— ¡ashikawa! — levanté con rapidez la mirada al momento en que escuché a la señora misora llamarme desde su oficina, dejé el saco que estaba haciendo sobre el mostrador y salí corriendo hasta donde ella se encontraba.

— sí, señora. — como siempre, la vieja señora misora estaba revisando las ventas que habíamos hecho la semana pasada y todos los encargos que teníamos para esta. debido a que la chica que anteriormente trabajaba junto a mí tuvo que abandonar la ciudad para irse a vivir con su pareja, el trabajo se había casi triplicado y, como si fuera poco, había recaído sobre mis hombros debido a que era hasta ahora el único trabajador que quedaba en la sastrería.

— necesito...que hagas una entrega. — fruncí un poco el ceño, más no me sorprendí. probablemente, mitsuda, el chico que normalmente hacía las entregas, estaba fuera. era lo de siempre, si alguien no estaba para hacer su trabajo, naoto tenía que hacerlo. prácticamente sabía hacer de todo, hasta cocinar y eso ni siquiera venía al trabajo.

— claro, ¿en dónde? — ella mantenía su mirada sobre los papeles y yo simplemente esperé, la señora misora tendría –según yo– unos 80 y pico de años. yo siempre prefería no importunarla tanto, además de que era una buena jefa y una buena mujer.

terminó de escribir algo en un papel a parte y luego lo tendió hacia mí, yo di un par de pasos hacia ella para poder alcanzarlo.

— aquí está la dirección. — asentí y, antes de que pudiera echarle un vistazo, su voz sobre el silencio de la habitación volvió a tomar por completo mi atención. — pero ten mucho cuidado, muchacho. esta entrega es muy especial.

— sí... ¿puedo preguntar por qué es especial? — vi cómo ajustaba sus lentes sobre el puente de su nariz y yo, casi por inercia, también ajusté los míos con una de mis manos. asintió lentamente, tal como hacía casi todo.

— es un pedido para un hechicero...el mejor de la ciudad. — una vez más y tal como la vieja mujer había hecho hace casi nada, asentí con lentitud bajando la mirada y sintiéndome un poco confundido. sólo que mantuve el silencio. — así que si algo sale mal, estamos arruinados, ¿comprendes?

— sí, señora. confíe en mí, nada saldrá mal. — ella me dedicó una pequeña sonrisa y, luego de tomar su permiso, abandoné la oficina volviéndome a adentrar a la pequeña habitación donde yo hacía mi trabajo. esta mañana, tal como siempre, la señora misora había organizado las entregas para mitsuda así que sólo tenía que buscar aquel que tuviera el nombre que había escrito en el papel. yo no estaba muy familiarizado con este tema de hacer las entregas así que aún me ponía un tanto nervioso cuando era yo el que tenía que realizarlas. pero supongo que era algo que tenía que superar, ¿no? llevaba trabajando aquí casi diez años y pronto cumpliría veinticinco, no estaba en edad para temer a hacer una simple entrega que no me llevaría más de una hora.

más de una hora. eso era lo que esperaba tardarme, cuando mucho hora y media.

devolví mi mirada al papel al creer haber encontrado la entrega que correspondía llevar, sólo para estar seguro y no equivocarme, no podía darme el lujo de hacerlo esta vez. "jenkins" era el único nombre que había escrito, tanto en el papel como en la caja que contenía lo que debía llevar, así que no me quedaban más opciones que elegir, esa tenía que ser. intenté memorizar la ubicación y guardé el papel en uno de mis bolsillos antes de tomar la caja entre mis manos y salir de la sastrería.

apenas lo hice, el sol golpeó mi rostro con fuerza por lo que tuve que entrecerrar ligeramente mis ojos hasta acostumbrarme a la luz del día, la cual era muy distinta a la que había adentro. comencé a caminar en dirección al lugar mientras observaba a mi alrededor. a veces me aburría vivir en tanta monotonía. mi vida se había reducido a despertar, ir a la sastrería y volver a casa apenas anochecía, incluso después; era siempre lo mismo, además de que en este reducido pueblo de unas doscientas o incluso cien personas no pasaban cosas que fueran del otro mundo. algunas veces pensaba en lo mucho que me gustaría el que llegara algo y cambiara la aburrida y repetitiva vida que estaba llevando desde hace mucho tiempo; pero hace ya ocho años me había convencido que tal cosa no pasaría nunca y que debía ajustarme a mi rutina.

fairytale ☆ howl pendragon CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora