Hiroki Ghusegge, un estudiante de 16 años se encuentra con una chica que esta vive bajo una maldición, nadie quiere saber que puede pasar si alguien se acerca a hablarle...
(Historia vieja, si se me ocurre algo la sigo xd)
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Me encontraba en el medio del bosque, caminando sin un destino alguno, hasta que encontré una pequeña cueva bajo una montaña, decidí entrar por curiosidad pero no fue tan bueno como esperaba, dentro habitaba una bruja que esta se acercó a mi y sentí unas vibras extrañas, como si me hubiese hecho algún hechizo**pero luego me di cuenta que todo había sido un sueño.. lástima que me desperté antes de que este terminara...
Me senté en mi cama mirando hacia afuera desde aquella ventana que estaba justo frente a mi cama, era otro fastidioso día lluvioso. Lo único que se me dan ganas en días tan molestos como estos es dormir y solo dormir, pero después de todo eso no es posible conociendo a mi madre, ni aún que tuviera la enfermedad más letal me dejaría quedarme en casa, siempre me mandaría a la escuela... bueno, ya todos saben que está demente.
Ir a clases es inevitable, así que fui a ducharme y luego me puse mi uniforme, una camisa blanca, pantalones grises, zapatos negros y para finalizar me puse mi sweater negro.
Ya arreglado bajé las escaleras y ahí estaba mi madre sentada en en living viendo tv.
-Hijo, tu desayuno está en la cocina, come antes de que se enfríe.- Dijo esta con una dulce sonrisa.
-Adiós mamá- Me despedí abriendo mi paraguas.
La peliazul cambió completamente su expresión al ser ignorada por su hijo, el mencionado sabía lo que se le venía por parte de ella luego.
Hiroki se encontraba caminando hacia la escuela bajo ese lluvioso día, hasta que vió caer a una chica de ojos dorados
