Moshang | Hugs, kisses & pieces of love.

¡Hola perdedor!

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Qinghua se detiene un par de ocasiones en su andar para posar con algunos conocidos en una selfie durante su escape, por supuesto tampoco es que pueda decir que no a la despampanante Qi Qingqi que se va a casa con cuatro de sus cinco nominaciones.

La última persona en su camino le retiene más del tiempo necesario para ofrecer un espacio en uno de esos programas de variedades a los que por lo general no asiste por miedo a joder la poca reputación que ha ganado los últimos años. Aun con eso guarda la tarjeta de presentación en el bolsillo interior de su traje porque tampoco es un maleducado, con una sonrisa demasiado extendida se despide y sigue con su travesía.

Ha estado en el recinto anteriormente por lo que sabe exactamente qué dirección seguir.

Un calorcito de orgullo que se extiende por su pecho con el pensamiento de haber participado con los grandes esta noche.

Evade algunos miembros del staff fingiendo hablar por teléfono hasta que por fin encuentra la salida correcta junto a la entrada de la cocina donde puede escuchar como luchan contra el apuro para complacer a los invitados más exigentes, Shen Jiu obviamente es uno de ellos.

Atraviesa la puerta rápidamente y camina en línea recta por el corredor hasta el estacionamiento. No se angustia por la escasa luminosidad en el espacio, sino porque espera que nadie le vea subir al elegante coche negro que enciende las luces en cuanto se acerca lo suficiente.

Qinghua abre la puerta de trasera y en cuanto lo hace el conductor enciende el auto partiendo rápidamente del lugar. Por su puesto el coche en el que está prácticamente huyendo es diferente del auto lujoso en el que arribó a la alfombra roja, así que pasa desapercibido ante los paparazzi y reporteros que esperan hambrientos por una fotografía comprometedora que les llenen los bolsillos por algunos meses.

El conductor como de costumbre no habla a pesar de que no es esta ni la primera o segunda vez que han hecho esto durante esta temporada de premios. Agradece su arduo trabajo.

Mira por la ventana el largo recorrido y un cosquilleo que ha estado instalado en su estómago durante el día se intensifica al reconocer la fachada del edificio donde ingresan gracias a una tarjeta magnética que Qinghua coloca sobre un sensor. El conductor se detiene frente a la puerta del ascensor y en esta ocasión abre la puerta para él quien agradece con un murmullo ridículo.

No espera a que el hombre cuyo nombre desconoce diga adiós porque inmediatamente emprende marcha y se retira, entonces Qinghua llama al ascensor y da un saltito dentro de las cuatro paredes cubiertas de espejos brillantes colocando la misma tarjeta en el lector.
Se necesitan dos minutos para llegar al penúltimo piso ya que alguien sube en la recepción y baja tres pisos antes que Qinghua, para su suerte el anciano no parece reconocerlo así que solo le da un saludo de buenas noches como su abuela le enseñó durante su niñez.

"Nunca olvides que la cordialidad es la puerta del éxito, Baobao"

Cuando las puertas se abren directamente en el desván perfectamente amueblado, Qinghua por fin siente que puede respirar. Se afloja la corbara y abre los primeros dos botones de su carísima camisa.

De inmediato el aroma de los fideos fritos y pollo picante lo golpea. Babea casi al instante, su estómago exige comida deliciosa como si no se hubiera llenado de bocadillos durante el evento.

Hay música muy baja en el lugar. Se quita los zapatos en el camino, detiene su apuro pues hay una bola de pelos color naranja frotándose contra sus pantorrillas. Se inclina y carga entre sus brazos al gato gordo sin una oreja que ronronea felizmente recibiendo los besitos en su cabeza.