Capitulo único

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Tuve un sueño.

Charlaba con alguien mientras caminaba a la entrada de mi casa. Una sombra caía sobre la persona que hablaba conmigo, no podía ver más allá de su contorno. Algo me hizo pedirle que se acercara a la reja, donde había algo más de luz. Obedeció.

En cuanto la claridad le cubrió, pude ver su cabello dorados y unos ojos, que aún estando a oscuras, mostraban el verde esmeralda más realista que he visto en toda mi vida. Fue tanta mi sorpresa que le dije sin pensarlo que tenía unos ojos muy bonitos. Ella pareció un poco impresionada pero luego sus ojos se desviaron hacia la reja.

Seguí su mirada y me encontré con unos largos y enormes pétalos pertenecientes a las flores de unos arbustos que traspasaban el enrejado. Era extraño, había pasado mucho tiempo desde que quitaron las flores en el frente de mi casa.

—¡Espera! —gritó, jalándome del brazo y apartándome de golpe.

Cuando le miré en busca de una respuesta por su reacción, me señaló la ventana al lado de la puerta. Entonces la vi.

No, no era una enredadera, ni siquiera era una planta.

Un ojo alargado y opaco me miraba cubierto por su perfecto camuflaje. Era una mantis, y no cualquier mantis, media lo mismo que un perro grande; en ancho, largo y alto. Su cuerpo pretendía ser un arbusto con flores de color rosa y tonos violáceos. Dos de estas flores era sus patas delanteras y unas más pequeñas estaban a los lados de su cabeza. Un escalofrío subió por mi espalda y empecé a sudar frío. Era imposible que ese animal fuera tan grande.

La sensación de repulsión y miedo fue tan fuerte que quedó impregnada en mi mente hasta que desperté. Luego de eso, estuve revisando y sacudiendo la cama y mi ropa. Yo no era nada amante de los insectos, de hecho, me daban mucha grima.

──❀•❀──

A la tarde, le comenté a mi mamá del sueño que me había arruinado la mañana.

—Debes estar pendiente —Me aconsejó—: pues con lo agresivas que son las mantis, debe significar que un peligro que no notas te está rondando. Algo que se ve muy bonito pero no estaba allí. Puede ser que estés siendo muy confianzuda con algo o alguien.

Mi madre no era supersticiosa y yo solo un poco, pero nos gustaba buscarle el significado a los sueños.

—¿Y la chica? —pregunté.

—Mmm, tal vez era un muerto.

—¡Mamá...!

Ella se rio por mi nerviosismo. Suspiré.

—Aunque, no lo sé... Ella me alertó de lo que realmente era esa cosa. Además, ¡No conozco a nadie rubia con ojos verdes!

—Bueno... —Tomó un sorbo de su café—. Entonces era un ángel.

──❀•❀──

Pasaron los días y fui olvidándome del sueño.

Era día de clases de mi último año de secundaria. Un día lluvioso. Mientras caminaba iba girando el paraguas en mi mano; era una pequeña costumbre. Al llegar bajo el techo lo cerré, para que escurriera, y comencé a saludar a mis compañeros de clase.

—¡Aaah..! Realmente espero que este año pase algo interesante.

—¿Algo interesante como qué?

—Como eso...—Boquiabierto, nuestro amigo miraba la entrada a su derecha.

—Fiuu...es una linda chica —murmuró el otro y su novia le golpeó las costillas.

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