Prólogo

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Desmesurado el miedo brotó de su corazón, la lucha interna que lo forzaba a sobrevivir era más fuerte que la tormenta que azotaba con fuerza su embarcación. El mar es peligroso siempre le dijeron pero fueron innumerables las veces que ignoro aquellas palabras, ahora que los vientos del norte rugían con fuerza y las olas como caballos desbocados intentaban hundir su pequeño barco se culpaba a sí mismo de su ignorancia.

Los rayos iluminaron fugazmente el cielo reflejando en sus ojos la belleza del paisaje, la lluvia rozaba sutilmente su piel cuando una risa incontenible brotó de sus labios es esto lo que a él le apasionaba el mar era lo que amaba aunque fueran sus peligros los que acabarían con su vida.

Mientras su cuerpo comenzaba a sumergirse llenó sus pulmones de aire por última vez, todo a su alrededor se comenzó a teñir de un azul oscuro asfixiante, tenía la necesidad de gritar, sus ojos cansados comenzaron a cerrase cuando todo a su alrededor se iluminó.

Una figura se aproximó hacia el, no podía ver con claridad pero los ojos brillantes de la criatura dieron calor a su alma.

Aquel ser extraño colocó en su cuello un collar y tras ello sus labios se fundieron en un beso que sellaría el final del sufrimiento del muchacho.

El amanecer pasó página a aquella dura noche, esta vez el océano se había proclamado ganador y el cadáver de aquel joven insensato se hallaba tumbado en la arena de la orilla arropado por una multitud que rezaba a las diosas por su alma y porque el castigo de sus actos no fueran la perdición del reino.

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