𝙇𝙖 𝙟𝙤𝙫𝙚𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙗𝙤𝙨𝙦𝙪𝙚 - [Sasaki Kojiro]

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 2

Las ojas del viento se movían con suavidad ante la brisa fresca del verano, en aquella época también era muy frecuente tener que soportar lluvias y algo de frío por las noches, sin embargo ese no era problemas para seguir con actividades cotidianas por unas cuantas gotas de lluvia. Sasaki seguía con su entrenamiento matutino, seguía a cada animalitos del bosque para que era lo que hacían para imitarlos, observaba cada movimiemto que daban y el ciclo que se vivía en la naturaleza, buen aprendizaje de forma independiente llegaba a tener nuevos conocimientos que podría usar a su favor. En sus descansos miraba de vez en cuando donde traía las hiervas medicinales y la comida que Emiko le había dado, se olvidaba de comerlas en cuanto le daba hambre por estar en su entrenamiento, se preguntaba como estaría la castaña estando en sola en esa gran cosa, ocupándose de sus queaseres imaginando que ha de ser muy pesado para ella vivir así, pero por lo visto se las arreglaba de todas formas.

Volvió con su entrenamiento de día y noche haciendo esa misma rutina sin siquiera tener que darse un respiro muy seguido, vaya empeño, y si, quería lograr algo y lo iba a conseguir.

¿Pasaron días?

Pasaron semanas era lo mejor dicho, demasiadas como para saber que fecha era, cuanto tiempo estuvo fuera entrenando, antes de ir al dojo, se dispuso al volver a la casa de Emiko, sabía bien donde quedaba la casa sin lograr perderse, camino buen tiempo hasta que ya reconocía algunos árboles que pertenecía al sendero antes de llegar a la casa de la castaña, seguía caminando hasta lograr dar con el hogar de ella y la encontró estando fuera de su casa sentada en el suelo.

-hola, Emiko -saludo con alegría a lo que la joven conteo a verlo, abrió sus ojos sorprendida al verlo, en poco tiempo había cambiado

-hola, Sasaki -se levantó de su lugar y se acercó a resivirlo -. ¿Cómo estás?

-estoy muy bien -respondió con gran entusiasmo -. Dejame contarte todo lo que he echo

-oh, esta bien -sonrió amable -. Vamos, dime que tal tu entrenamiento

Ambos se sentaron debajo de un árbol grande que les daría una amplia sombra en la refugiarse de los rayos del sol, Sasaki le contó todo de punta a punta de las cosas que había echo de una forma muy animada, Emiko solo sonreír con dulzura al saber que su nuevo amigo le estaba hiendo bien aunque le asustaba un poco la idea de que se lastimarla demasiado, más es la sorpresa de la resistencia que tenía y más el tener ese entusiasmo para seguir sin importar cuanto se lastimara o cayera, seguía y seguía. Cuando Kojiro terminó le pregunto a su amiga que tal iba, esta solo dijo que seguía con sus mismas rutinas al igual que plantar más variedad de hierva medicinales, flores y revinectar las frutas y verdudras de sus alimentos, además de aquello le había contado que su padre le había ido a dar una visita corta, al parecer no fue algo muy agradable por lo que el contrario le dio la confianza de que si no quería decirle lo que pasaba estaba bien y que se lo guardará, pero ella de igual forma se lo dijo.
Emiko pasaba mucho tiempo sola sin nadie con quien hablar, sin nadie con quien desahogarse, conoció a luchas personas que a lo largo de vida no había sido para nada buenas con ella a pesar de ser alguien dulce y atenta con los demás, con Sasaki se sentía seguirá en mucha confianza para contarle sus cosas y lo que le hacía bien y lo que le hacía mal. Relato que la conversación de ella con su padre era sobre la progenitora de la femenina, le contó incluso el por de qué casi ni se mencionaba a aquella mujer.

-verás, como te dije la primera vez que nos conocimos, mi madre no era una mujer ejemplar -suspiro un poco -. Ella no le importaba nada más que los lujos que nos daba mi padre, ella de vez en cuando se iba a la ciudad y volvía al día siguiente y no sabía que era lo que hacía. Mi padre la descubrió, se enfado con ella y dijo que todo lo que al darse a esta casa ahora sólo sería para mí -miró el cielo en lo que seguía recuedando esos días tan tristes para ella -. Claro que a mí madre no le gustó y quiso venderme aún mercader de esclavos