ÚNICO

35 7 0
                                    


—Hola... —su voz, su voz seguía siendo igual de dulce. Tal y como la recordaba.

—Hola, ¿Cómo has estado? —no podía dejar de verle, estaba ansioso. Después de tanto podía volver a tenerle cerca.

—Bien, he estado yendo y viniendo pero esta bien. Así me gusta, era lo que quería —sonrió tímido. Sus mejillas estaban levemente sonrojada.

No supe cuánto fue que me perdí en él, en el mar de estrellas que cargaba en sus ojos, podría decir que lucia casi igual o incluso más hermoso desde la última vez que lo ví.

Volví a la realidad cuando lo escuché carraspear. Rasco su nuca con la cabeza gacha, seguía siendo un niño pequeño. Mi pequeño.

—Me alegro por tí. Te ves bien, hermoso. —me miro con sorpresa y sus mejillas estaban ya con un notable y lindo color carmín.

—O-oh... Gracias. Mmm t-tu... —su voz se hizo más pequeña y bajo la mirada. No terminó de hablar y yo, yo le entendí. Esta bien.

—Tranquilo, no debes decir nada.

—Me alegró verte, en serio—afianzó el agarre de su bolso y note como sus ojos se desviaron tras de mí.

Seguí su mirada y entonces comprendí.

—Creo que ya debes irte, ¿no?

—Si...

—No te preocupes, ve antes de que se te haga más tarde.

—Taehyung.

—No en serio, es mejor que vayas. —no podía mentir, a pesar de que yo mismo siempre desee volver a ver esa sonrisa y esos ojitos brillantes, una parte de mi quería que fuera yo el causante. Pero hay que ser realistas, estaba mejor sin mi, siempre lo estuvo—Fue bueno verte aunque solo haya sido unos segundos.

Me miró con pesar, sabía que quería decir algo pero no sé qué lío mental había en su cabeza que no le dejó hablar. Me regalo esa sonrisa suya de la cual nunca podría cansarme de recordar. Y se fue.



















—Te amo, Jeon Jungkook.

Se escucho el sonido del flash, la música en el fondo se sintió lejana, pero mis ojos sólo podían ver aquel hermoso rostro de aquel chico que se caló en cada parte de mi alma. De aquel lindo chico que escuchaba el primer te amo de alguien como yo, un puto drogadicto sin remedio.









Jungkook se alejaba cada vez más pero yo nunca deje de observarle.










—Anda, ya ve a casa.

Él solo sonrió y se acercó a mi, pasó sus brazos al rededor de mi torso y me beso. Lleve mis manos a su rostro y me permití saborear su boca por última vez antes de romper el beso.

—Me gusta que me veas así...

Me le había quedado viendo con adoración, aún no podía creer como es que Jungkook se había fijado en mí. Era el ser más puro. No habia manera de que no pudiera dejar de mirarle, desde que le vi por primera vez en el salón, sus ojos redondos y adorables, aquella sonrisa chiquita que dejaba mostrar sus adorables paletas, el como se arrugaba su pequeña nariz, sus labios rosa que vivían formando pucheros que sólo hacían que quisiera besarlo a cada momento; todo aquello hacían que no pudiera dejar de-

—Mis ojos siempre estan tí, Jungkook. Recuerda eso siempre.












Llego junto a la otra persona e inmediatamente el contrario le acercó en un estrecho abrazo.












Hueles a marihuana de nuevo...

Estaban abrazados afuera del casa de Jungkook.  Le había llamado para poder vernos un rato, aún sabiendo que era tarde logré convencerlo. Los padres de Jungkook no me aceptaban pues no querían que alguien como yo estuviera con su pequeño. Los entendía.

—Sí, lo sé. Perdoname. Prometo no hacerlo de nuevo —respondí. Ni yo  mismo me lo creía pero decirlo al menos era algo. Escondí mi rostro en su lechoso cuello, deje salir un suspiro sintiendo como se estremecía ante aquello.

—Me gustan tus abrazos Taetae —desvío el tema, él me conocía bien, sabía que no cumpliría aquello. A pesar de saber que le hacía sentir triste, que no le gustaba ver como su novio se consumía cada vez más en la droga, yo no era capaz de cumplir ciertas cosas. Jungkook seguía creyendo que yo, dentro de mis mil y tantas cosas negativas; podría hacerlo y bueno, también sabía que le gustaba cuando la droga hacía ese efecto que le hacía sentir bien. —Me gusta cuando te vuelves así de cariñoso, abrázame más seguido.

—Lamento que sea la droga la que me haga ser así como te gusta.











Vi como esos labios tiernos besaron otros labios y el como sus ojos brillaron de amor por otra persona. Les vi marcharse, le vi marcharse.

Otra vez.










Te escogería a tí, lo sabes —mi voz estaba ronca, no hace mucho había estado fumando como un loco, estaba calado hasta los huesos. No me gustaba que Jungkook me viera así.

—Taehyung...

Pero sabes a lo que estoy atado. Y a pesar de que no me gusta es algo que no puedo evitar.

Dejame ayudarte. Por favor, salgamos de aquí, tú y yo. Te ayudaré, apóyate en mi, no q-quiero, no quiero que tu-

Lo besé, siendo lo único que podía hacer en ese momento. Me permití acariciar sus mejillas con mis manos ásperas. Nunca me cansaría de besarle. Junte nuestras frentes, vi sus ojos brillosos de lágrimas, le vi llorando de nuevo por mi culpa.

Pero aunque quisiese no hacerle llorar no era algo que simplemente yo pudiera evitar, no en este momento.

Porque aunque quisiera salir de esta mierda, mi organismo estaba tan jodido que el amor que Jungkook sentía por mí no bastaba para salvarme y el amor que yo sentía por él no era lo suficientemente fuerte como para dejar de hacerlo llorar.

—Aunque te quisiese como mi única droga, no quiero que ser yo quien te consuma, Jungkook.













Solo entonces se permitió voltear y también marcharse.

Al menos ahora sabía que estaría mejor y que ya no le harían llorar.

Todos esos recuerdos que tuvo con su pequeño, donde estabab sus risas, su voz dulce, donde cada una de sus expresiones estaban marcadas a fuego vivo, donde vivía su primer beso y primer "te amo" al igual que su último beso y último "te amo". Todo aquello, ni las mas finísima droga logró ni lograría hacerlo sentir como él lo hizo.

Ahora solo serían extraños, extraños con recuerdos.










Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 25, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Extraños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora