CAPITULO 1

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Julieta se despertó temprano como todas los días. Era su extraña costumbre, no podía dormir más allá de las 6 de la mañana. Se levantó y noto que la casa estaba muy silenciosa, así que bajo y comenzó a preparar el desayuno. Cocino unas tortillas y se sirvió un vaso de jugo de naranja. Para cuando sus padres despertaron, a las nueve, ella ya había salido y les había dejado todo listo para que comieran nada más.

Decidió salir a dar una vuelta por el parque, llevaba días pensando en lo mismo, como haría para irse a la ciudad sin que sus padres se opusieran, ya estaba empezando a pensar que era misión imposible, pero es que eran tan reacios a la idea, y la verdad ella no entendía porque, no es que fuera a estar sola, Matías, su novio de toda la vida, iría con ella, y sus papás lo adoraban, en realidad no entendía cuál era el verdadero problema.

Después de caminar por dos horas a las afueras del pueblo, sumergida totalmente en sus pensamientos decidió volver a casa, cuando llego saludo a sus papás, y se dispuso a subir a su habitación a darse una ducha y a arreglarse.

Cuando estuvo lista ya era medio día, su madre la llamo para almorzar y en familia compartieron un rato agradable como solían hacerlo a menudo. Siendo las tres pm su novio llego a recogerla, habían quedado en salir en la tarde, a ver una película tal vez o comer un helado, al menos eso le dijo a sus padres, la verdad es que iban a planear el viaje a la ciudad, comprarían algunas cosas que necesitarían, y ayudaría a Matías a empacar su maleta.

— ¿Qué le dijiste a tus papas, ya hablaste con ellos?—le pregunto Matías.

— Matías sabes que lo intento hace días, en serio que sí, pero apenas menciono el tema es como si hablara del fin del mundo, no los entiendo, la verdad ¿Cuál es el problema?

—Julieta, eres su única hija, solo te tienen a ti, te van a extrañar, eso es todo.

—No, Matías, es algo más, lo puedo sentir...

—Vamos amor, no empieces a divagar ¿sabes qué? Mejor cómprales un perrito para que llene ese vacío que dejaras con tu partida.

— ¿Me estas comparando con un perro?—le dijo Julieta a Matías llevando sus cejas casi al inicio de su cabello.

— ¿Qué? ¡No!—Se carcajeo Matías—Dios, mi vida, lo que se te ocurre.

Después de estar toda la tarde juntos y terminar todas las compras para el viaje Matías la llevo a la casa y le hizo prometerle que hablaría esa noche con sus padres, la idea era viajar dentro de unos días a conocer la ciudad y hacerse una idea de donde iban a pasar los próximos años; y ella aún no había conseguido el "permiso".

—Está bien, Matías, lo hare.

—Eso espero mi vida, mira que falta poco tiempo para el viaje.

—Sí, lo sé, esta noche hablare con ellos.

Después de los besos y la despedida, Julieta entro a su casa con la resolución de que esa noche debía hablar con sus papas y hacerles entender que ir a la ciudad a estudiar era un paso que tenía que dar.

Cuando cruzo la puerta de su casa enseguida percibió el olor de su cena favorita, lasaña, solo la hacían en su cumpleaños y en situaciones especiales, aunque la idea de cenar ese delicioso platillo le hacía agua la boca, presintió que esa cena tenía un motivo, y que no le iba a gustar.

Estando todos sentados en la mesa, mientras iban por la mitad de la cena Julieta estaba perdida en sus pensamientos, entre la deliciosa comida y la mejor manera de decirles a sus padres la decisión que había tomado, no se dio cuenta que sus papás les estaban hablando.

— ¿Julieta nos oíste?

— ¿Perdón?

—Hija estábamos hablando acerca de tu universidad...

— ¿Así? Qué bueno, porque yo también quería hablarles de eso.

—Sí, hija, es hora de que empieces una carrera y te hemos pre-inscrito en la universidad local, debes escoger una carrera...

—¡¿Qué?! ¿Ustedes hicieron que?—grito Julieta poniéndose de pie.

—Pues hija, te inscribimos en una universidad ¿no era eso lo que querías?—dijo su madre.

— ¡¿Lo que quería?! Ustedes saben perfectamente que yo quiero ir a la ciudad a estudiar en la mejor universidad del país, ese es mi sueño, eso es lo que he deseado desde que tengo memoria, todos mis amigos han ido aunque sea una vez a la ciudad ¿y yo? Yo no he ido nunca, díganme papás ¿por qué?

Sus padres se miraron el uno al otro sin decir nada, parecían nerviosos, lo cual le pareció totalmente ilógico a Julieta.

—Bueno, hija—empezó su papá—Nosotros queremos lo mejor para ti—paro un momento y miro a su madre—y creemos que aun estas muy joven para ir a vivir sola en esa gran ciudad, así que hemos decidido que lo mejor será que estudies en la universidad local.

—¡¿Han decidido?! ¡¿Están hablando en serio?! ¿Cuántos años creen que tengo? ¿Doce?

—Pero, Julieta ¿Cuál es el problema? Pensábamos que te gustaba el pueblo—dijo su mamá.

—Y me gusta ¡Pero no quiero vivir toda la vida aquí!

—En realidad Julieta, no le vemos el problema—dijo su papá— Aquí tienes todo lo que necesitas, tu casa, tu amigos, tu familia, todo.

Lo estaban haciendo de nuevo, trataban de manipularla con el amor que sentía por ellos y su pueblo, pero no lo iban a hacer más, esto terminaba hoy.

—Ustedes no pueden hacerme esto, manipularme con lo mismo cada vez que quieren, yo los amo, en verdad lo hago, al igual que este pueblo y su gente, pero tengo que avanzar, progresar y si me quedo aquí, no lo voy a lograr, así que, les guste o no, yo me voy, lo voy a hacer la próxima semana para conocer la ciudad, y lo hare definitivamente en un mes, me iré con Matías a la universidad, y para que lo sepan ya me aceptaran en la carrera que quiero.

— ¿Te presentaste en una universidad sin consultarnos? Julieta ¿por qué?

—Por esto, porque cada vez que lo mencionaba ustedes se ponían a la defensiva y se cerraban a la banda, porque los padres comprensivos que siempre he creído tener simplemente desaparecían.

—Julieta no sé qué te está llevando a tomar estas decisiones equivocadas, pero no dejaremos que lo hagas, no iras a la ciudad ni en una semana y mucho menos iras a vivir en ella dentro de un mes ¿oíste?

— ¿Perdón? ¿Qué me están queriendo decir?

—Lo que te estamos queriendo decir, es que tienes terminantemente prohibido ir a la ciudad—dijo su padre en un tono firme y autoritario que no daba pie a ningún tipo de réplica.

Julieta no los reconocía, esos no eran los padres amorosos y comprensivos que había tenido toda la vida, ¿Qué diablos había pasado con ellos?

Julieta grito, y se fue dando grandes zancadas subiendo las escaleras hasta su cuarto, entro en él y tiro la puerta, la cual causo un gran estruendo, se tiró en su cama boca abajo y de la rabia empezó a llorar, "Esto no puede estar pasando" pensó, pero se dijo a si misma que esto no se quedaría así.

¿La Verdad o Mi Mentira?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora