Para el día siguiente todo había terminado como predijo Aihara Mei.
Estaba siendo reconocida por todas las personas que pudieron conocerla y tratar con ella.
Todos sabían lo que había hecho, y por ello siempre será recordada con orgullo y admiración.
Ella había hecho mal los cálculos, y tuvo una sobredosis por estupefacientes...
Su familia lloraba amargamente la perdida de un alma increíble que sólo se había descarrilado y perdido.
Había muerto en soledad tal y como pensó.
Una hija menos y se sentían con gran peso en el corazón por ocultarle varios secretos que al final se negó a saber por salud mental.
La pobre mujer había sufrido durante tanto tiempo y solo creyó que estaba en un buen rumbo.
Por otro lado la destinataria de las cartas que habían sido quemadas seguía en shock porque el amor de su vida había dejado el mundo al que ella pertenecía.
Y aunque sabía de las cartas porque la dirección siempre fue correcta nunca las abrió, en cambio cuando se sintió cansada envío a su compañera de cuarto para regresarlas junto a una pequeña mentira, una mentira que le arrebató la vida a su hermana la mujer que amaba.
Ahora todo estaba perdido y verdaderamente no importaban los secretos porque ya no había a quien ocultarse los.
Gracias por leer.
