No soy persona de sorpresas, ni de recibirlas ni de guardarlas en secreto. Siempre quiero tener todo bajo control, desde que era muy joven. Sin embargo, nunca estás preparado para que la vida te premie, o al menos no como en esta oportunidad.
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Una muchacha de cabellos rubios, nariz pronunciada y ojos claros se disponía a sorber una caja de jugo sentada en una sala de clases, mientras el resto de sus compañeros se encontraba en el recreo o conversando entre sí. No era de muchos amigos, salvo por un chico extremadamente tímido que solía saludarle de vez en cuando, o a veces tener accidentes debido a su notable torpeza, que involucraban a esta chica con o sin querer. Su nombre era Annie Leonhart.
—A-Annie, buenos días —musitó el muchacho sentándose en el puesto del lado y buscando algo en su mochila—. ¿Has tenido un buen día?
—Sí —comentó la chica con una sonrisa leve, por algún motivo se ponía tremendamente nerviosa cuando iban a conversar—, ha sido un día calmado al menos. ¿Cómo estás tú, Armin?
—Todo perfecto —dijo el muchacho mirando hacia abajo.
Tanto Annie como Armin Arlert decidieron ponerse de pie al mismo tiempo para ir a tirar algo al basurero, lo que conllevó en que ambos chocaran entre sí.
—Disculpa —dijo Armin y tomó la caja de jugo de las manos de Annie—. Yo tiraré esto por ti, ¿está bien?
La chica sonrió, Armin era uno de los únicos chicos de la escuela con el que hablaba desde que sus padres se habían mudado de país. Vivir en un pueblo pequeño de Francia no era fácil, menos cuando tu familia es polaca-francesa.
—Viviste toda tu niñez en Polonia, ¿no es así? —le preguntó una vez el chico mientras almorzaban—. ¿Recuerdas algo? ¿Es muy diferente?
—No es mucho lo que recuerdo, pero sí es bastante diferente —respondió ella con tranquilidad.
Ambos chicos sonrieron. Fueron amigos por bastante tiempo, pero para cuando se conocieron mantenerse en contacto no era tan fácil como lo es ahora, tanto que luego de la graduación fue muy poco lo que lograron seguirse la pista.
Los números cambian, los intereses de las personas también, es especial cuando recién se está entrando en la adultez. Lo único que podría no haber cambiado podían ser sus sentimientos. Pero ¿se mantendrían luego de tanto?
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En un dōjō improvisado en un salón de deportes de una universidad francesa, una chica de 1.53 de estatura se disponía a practicar con su sensei, mientras en las afueras de ese salón, un muchacho reacio al balón intentaba quedar en el equipo de voleibol.
—¡Cuidado Arlert! —gritó un muchacho—. No podrás quedar en el equipo si estás huyendo todo el tiempo del balón.
—¡Lo siento! —musitó el muchacho, rubio de cejas frondosas y ojos temblorosos.
«¿Arlert?» pensó la muchacha rubia mientras se ponía de pie los estiramientos posteriores al entrenamiento. Se despidió del maestro y salió del salón. Afuera había un sol radiante y un calor fulminante, mientras que en la cancha terminaban su entrenamiento los chicos del voleibol.
—Muy bien, Armin. Con un poco más de práctica puedes mejorar y saldrás de la banca —dijo el entrenador, a lo que Armin volteó y suspiró profundamente. Por un momento su mirada se encontró con la de Annie, quien comenzó a temblar y quedó detenida por un momento.
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CAFUNÉ [AOT FANFICTION]
FanfictionUn reencuentro inesperado con el amor de su adolescencia llegará a sembrar sentimientos de romance entre Armin Arlert y Annie Leonhart, quienes se encuentran desarrollando sus propias vidas y oficios. Oneshot que contiene smut/lemon.