Sus ojos azules empezaron a abrirse lentamente, los párpados estaban pesados pero hacía un gran esfuerzo por tener al menos un ojo abierto. La mirada estaba muy borrosa y sólo podía ver una luz blanca. Aquel rubio movía la cabeza de un lado a otro apenas logrando algo de movilidad.
"Me duele mucho" Dijo en un susurro, sus dedos buscaron algo de movilidad uno a uno y su mirada ya podía ver mejor, lo primero en notar era el techo del lugar y luego unos aparatos médicos en una de las mesas.
"¿Un hospital? Pero...¿Dónde?" Tomó uno de los bordes de la cama con una de sus manos, tratando de imprimir fuerza para levantarse sin efecto alguno, escuchó unos ruidos cerca de él, la máquina que monitoreada sus signos vitales.
Pasaron los minutos y él estaba recobrando el sentido de la vista, tomando nuevamente el borde de la cama pero con ambas manos y haciendo un esfuerzo para sentarse pero nuevamente le fallaron sus manos, resignandose a acostarse de nuevo.
En eso el shinobi notó algo en su pecho, con su mano rozó la parte izquierda de su cuerpo y noto la cantidad de vendajes que tenía.
"Estas vendas..."
Un recuerdo instantáneo apareció en su mente. Su aldea en llamas, los shinobis de la hoja luchando con todo lo que tenían, un estandarte de un caballo en llamas. Sangre derramada, muertos de ambos bandos y la imagen quién le quitó el chakra del zorro con una espada única.
Le creó un dolor muy fuerte al tener esos recuerdos pero se intensificó más al ver el cuerpo de su antiguo mentor, quien le protegió, en el suelo y decapitado por este nuevo enemigo.
"Iruka-sensei" La tristeza lo dejó paralizado, sentía como su muerte iba a cargar por toda la eternidad en su corazón y más cuando no pudo hacer algo por él. El ojiazul quiso volver a intentarlo, levantarse de la cama. Se veía en su rostro el esfuerzo de levantarse, forzando sus manos hasta que finalmente pudo sentarse. Estaba jalando aire haciendo un esfuerzo por mantenerse sentado y vio por la ventana, el paisaje rocoso y que las nubes a veces lo cubrían y cayó que estaba muy lejos.
"Estoy en Kumo. Debo encontrar a los demás" El rubio tomó sus piernas y las puso al borde de la cama, tratando de pararse. Se quedó mirando al piso por segundos, que se convirtieron en minutos.
"No lo hagas, Naruto" La voz de Kurama retumbó en su cabeza pero el rubio apretó los dientes y tocó el suelo lentamente con ambos pies.
"Necesito...verla Kurama" Habló el Hokage en voz baja y tomó impulso para pararse pero sus piernas le fallaron y cayó al suelo creando un sonido muy fuerte. Naruto comenzó a arrastrarse hacía la cama para tener un soporte.
"¡Demonios Naruto te dije que no te pararás! ¡Aún estás débil!" Kurama le gritó observando el esfuerzo de su amigo. En cambio Naruto no quería rendirse pero sus fuerzas se le agotaron de nuevo y cayó al suelo de nuevo jalando las cobijas, haciendo que algunos aparatos cayeran.
"No puedo Kurama, no puedo quedarme así. Necesito verla" Naruto se arrastró hasta donde pudo, terminando boca arriba y mirando el ventilador en el techo. "Quiero asegurarme que está bien. Que todos estén bien." Naruto se quedó dormido en el suelo mientras los rayos del sol golpeaban su rostro. Una enfermera de Kumo entró a la habitación y vio al Hokage en el suelo, llamó a todos para que pudieran ayudarlo, nadie sabía cómo había logrado moverse de su cama, haciendo que los rumores de su despertar se esparciera como el mismo fuego,
El rubio tenía muchas cosas en su mente, pero una de ellas, era la de ese ángel de cabello rosado y mirada esmeralda: Su motivo para levantarse.
-En la noche-
Naruto nuevamente empezó a abrir los ojos, ya no le costaba como la otra vez pero su mirada era borrosa de nuevo y escuchaba un eco en la habitación. Notó que alguien estaba enfrente de él, apenas y podía escucharla pero decía su nombre.
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Fanfic NS: Naruto, Días del Futuro Pasado [+18] [Tercera temporada]
Fanfiction"9 meses han pasado tras la caida de konoha, Suna, e Iwa. Una fuerza e invasora desconocida pero con el poder de darle pelea a los ninjas más fuertes del mundo. El hokage en coma, los pocos ninjas de la hoja que escaparon y un muchacho de un tiempo...