Confianza- Shibari

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Xie Lian había estado en silencio, con los ojos cerrados, respirando pausadamente, sintiendo la frágil, pero al mismo tiempo, intoxicante, sensación de la vergüenza y la desnudez. Sentado en la amplia cama de sábanas blancas y doradas, estaba de espaldas, dejando que Hua Cheng trenzara hermosos patrones sobre su cuerpo con una cuerda roja.

Respiro profundo. Sintió la cuerda apretarse firme allí en los muslos, en las pantorrillas y por el abdomen. El color comenzó a pintar su cara descubriendo con timidez extrema la forma en como Hua Cheng lo iba a atar esa noche. Los muslos apretados junto con las piernas, dejando las piernas completamente abiertas, imposibles de cerrarse.

Un beso delicado cayo sobre su cuello y jadeo por la sorpresa.

Una sensación de vulnerabilidad recorrido su cuerpo al verse así, con patrones rojos surcando sus piernas, apretando los carnosos muslos, desde los tobillos hasta la cadera, donde un intrincando complejo de pequeños rombos iba armando el fantasma, solo para darle un toque artístico a la atadura.

-Alteza...¿Está bien hasta ahora?

La voz demasiado ronca, suave y atenta resonó desde atrás. El aliento gélido golpeo su nuca y Xie Lian sintió un ataque de insoportables escalofríos, bajando de su cuello hasta su cadera. Comenzó a sentir calor y al mismo tiempo, una intensa necesidad de ser tocado por aquellas firmes manos que lo sometían.

-Si...

Como un susurro, lleno de vergüenza y al mismo tiempo de lujuria. El príncipe quiso decir algo más para completar su respuesta, pero en ese instante, su mente solo podía mirar sus piernas abiertas e imaginar las cosas que le haría su esposo cuando estuviera entre ellas. No podría cerrarlas, no importaba cuanto lo intentara y supo que debería resistir sus dedos inquietos, su lengua desvergonzada y su sexo hambriento.

- ¿Duele hasta ahora algún sitio?

Tanteo un poco moverse, aunque se sentía extrañamente manso, relajado por encima de la timidez, sus movimientos no fueron fuertes pero lo suficientemente firmes como para tantear las cuerdas y su amarre. Sus músculos no pudieron escapar, apretados y sostenidos con seguridad, recordándole lo inmovilizado que estaba.

Esa sensación comenzó a hacer que el corazón comenzara a latir rápido y su miembro finalmente se alzara, quedando duro, apuntando vergonzosamente hacia arriba, necesitando por ser estimulado por labios o manos.

-Voy a seguir-, le aviso con cariño, besándole el cuello con labios mojados, pasando la lengua desde allí hasta su oreja donde se deleito un rato, chupando, mordiendo y tirando de ella con los dientes a modo de juego, y solo cuando dejo allí mojado y húmedo, susurro con su voz fria-, ¿cariño, como quieres tener las manos?

Xie Lian se encogió en otro escalofrío, cerro fuerte los ojos y sintió las mejillas picarle por el fuerte sonrojo que tenía. La mano de Hua Cheng bajo y comenzó a acariciar su miembro con suaves y pausados movimientos, concentrándose en ir desde la mitad de este a su glande rosado y sensible.

Una estrategia para dispersar la vergüenza y sustituirla por el descaro de la necesidad.

Pero Xie Lian no pudo decir nada, mordiéndose los labios, gimiendo bajito, tembló y apretó sus manos a la cama, libres completamente y al mismo tiempo, sin idea de que hacer con ellas, igual como se sintió hace tanto, cuando aun era virgen.

-¿Gege?-Pregunto luego de un rato de caricias lentas.

-De...Detrás de la espalda-dijo finalmente, sintiéndose descarado y sin vergüenza. El fantasma rio un poco y beso justamente esa zona, los labios se apretaron contra su espalda desnuda y su nuca, llenándola de caricias lentas y húmedas que iban acorde a la forma en como lo masturbaba.

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⏰ Última actualización: Oct 01, 2021 ⏰

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