POV Dylan
El ambiente estaba cargado de tensión. Era viernes 13 y, para colmo, una luna llena iluminaba el cielo. Sabíamos que convertir a ____ en humana no sería fácil. Me acomodé en la silla, cerré los ojos y me concentré, entrando en su mente. Su vida, plagada de ausencias y cicatrices, me dolió más de lo que esperaba. Ella merecía ser feliz, y haríamos lo imposible por darle esa oportunidad. De repente, sentí un movimiento brusco.
—¿Qué está pasando? —preguntó Thomas, con los ojos muy abiertos. El suelo temblaba bajo nosotros como si un terremoto nos amenazara. Las luces comenzaron a parpadear, luego se apagaron.
—¡No podemos detenernos ahora! —grité, mirando hacia ____... Y ahí estaba el problema.
—¿Qué pasa? —preguntó Thomas, tenso.
—Rahel... —murmuró Louis, aunque no había terminado la frase cuando le di un sape.
—Su majestad... —rectificó, con una mueca de dolor.
Rahel apareció como una sombra imponente en medio de la oscuridad. Su mirada helaba la sangre.
—¿Por qué están intentando convertir en humana a mi arma secreta? —dijo con esa voz grave que siempre me ponía los pelos de punta.
—Es lo que ella desea —respondió Emilia, sin vacilar.
Rahel ladeó la cabeza, pensativa, pero con esa sonrisa maliciosa que siempre prometía problemas.
—Si quiere ser humana... acepto. Pero primero, debe darnos a cambio un hijo.
Todos la miramos, atónitos.
—¿Qué? —soltó Olivia, rompiendo el silencio.
Rahel alzó una ceja, impasible.
—Un hijo que será mi legítimo heredero. ____ es poderosa, y quiero que esa fuerza continúe en mi linaje. Si cumple con esto, yo misma me encargaré de devolverle su humanidad.
—¡Pero solo tiene 18 años! —protesté, intentando apelar a la razón, aunque sabía que esa mujer no tenía ni un gramo de compasión.
—La edad no importa —intervino Thomas, apenas susurrando—. El embarazo vampírico es rápido.
Rahel me miró fijamente, sus ojos oscuros como pozos sin fondo.
—Tienes hasta las once de la noche, Dylan. Haz lo que sea necesario. O enfrentarás las consecuencias.
Desapareció en una ráfaga de viento, dejando tras de sí el eco de su amenaza.
—¡No puedes estar hablando en serio! —exclamó Amybeth, fulminándome con la mirada—. ¿Vas a condenarla a esto?
—¿Prefieres que sufra? —repliqué, furioso—. ¡Es esto o verla ser torturada!
Todos me miraron, indecisos, y supe que no tenía otra opción.
—Tendrá un hijo —dije con voz firme, aunque la incertidumbre me corroía por dentro.
El silencio en la habitación era denso. Nadie sabía qué decir. Rahel había vuelto todo mucho más oscuro.
—¿Y ahora qué? —preguntó Olivia, sus manos temblorosas.
—Esperamos que... sobreviva —dijo Thomas, siempre tan práctico, aunque su tono revelaba la misma preocupación que todos sentíamos.
Los recuerdos de la antigua familia Belaostegui revoloteaban en mi mente como un recordatorio de las promesas hechas siglos atrás. Rahel y Jedrek, los marginados convertidos en vampiros por Nehemiah Salvatore, seguían persiguiendo un legado que nunca les perteneció del todo. Ahora, ese legado recaía sobre ____ y su hijo no nacido.
Escuchamos un quejido. ____, que había estado inconsciente, despertaba, y el horror se reflejaba en su rostro cuando se dio cuenta de lo que había sucedido.
—¿Qué me hicieron? —preguntó, tocando su vientre, ya abultado como si tuviera varios meses de embarazo.
—¡Seré tío! —gritó Louis, con una emoción completamente fuera de lugar.
—¿Qué diablos...? —____ estaba en shock, su mirada saltando de uno a otro.
Intentamos explicarle la situación, aunque al principio parecía no querer creer ni una palabra. Caminaba de un lado a otro, desesperada.
—¡Esto no tiene sentido! —gritó—. ¿¡Cómo es posible que esté embarazada de alguien que ni siquiera conozco!?
—Es Jedrek —dije, finalmente—. Es más poderoso que Rahel. Él es quien...
—¿Y cómo demonios se supone que lo acepte? ¡Esto parece sacado de una historia mitológica ridícula! —su desesperación era palpable.
—Era esto o que te torturaran a ti y a todos tus seres queridos —dije, intentando mantener la calma.
Ella respiró hondo, tratando de asimilar lo imposible.
—Solo... dieciocho días, ¿verdad? —preguntó, mirando su vientre. La desesperanza en su voz era innegable.
—Sí, luego podrás criar a tu hijo —dijo Thomas, encogiéndose de hombros, como si fuera algo obvio.
Los días siguientes fueron un torbellino de emociones. Su barriga crecía con una rapidez sorprendente, y aunque parecía estar bien, el miedo no nos dejaba. De vez en cuando, el bebé le daba patadas, y ella ponía los ojos en blanco.
Finalmente, una noche, Rahel apareció de nuevo, su presencia tan intimidante como siempre.
—____ Salvatore —dijo, posando una mano sobre su vientre—. Les llamarás Niklaus Elijah y Hope Andrea.
—¿Qué...? —____ no comprendía del todo.
—Esos son sus nombres. Protégelos con tu vida. Son la clave para el futuro —dijo, antes de esfumarse nuevamente.
El silencio que dejó a su paso fue roto por una sonrisa nerviosa de ____.
—Bueno, al menos son mis hijos... y de Sadie.
Las chicas estallaron en risas nerviosas, mientras Louis, apoyado contra la pared, soltaba un suspiro largo.
—Ahora solo queda esperar los dieciocho días —dijo, como si fuera lo más sencillo del mundo.
Pero sabíamos que esto estaba lejos de haber terminado.
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Silhouette║Sadie Sink y tú
RandomSecretos escondidos, horrible pasado, tragedias, negaciones, relaciones, celos y mucho misterio. Arriesgarse a cambiar de ciudad a veces es una buena opción, normalmente no sabes que es lo que pasara, si será bueno o malo. ¿Qué es lo peor que podría...