Charlotte, CN. Estados Unidos de América.
Narrador omnisciente
12:35 p.m
La cama rechinaba contra el suelo, los golpeteos en la pared eran constantes y los gritos de la joven eran claros. Los movimientos de las manos del joven eran limpios, casi perfectos como si buscase mandar a la chica a la otra vida con elegancia.
En otras circunstancias Raylen estaría preocupada por ser escuchada, pero más bien estaba interesada en llegar a ese delicioso punto en el que pareces llegar al cielo y tocar las estrellas con tus manos, ella esperaba llegar al climax y por la tensión en su vientre, los movimientos del joven dentro de ella y sus manos rápidas, sabia que estaba cerca; con esos pensamientos ella ya se encontraba jadeante, cuando un gemido audible salió de sus labios sabía que había terminado, había tenido su orgasmo. El muchacho no tardó mucho en conseguir el suyo y de la misma manera que ella terminó dentro, jadeando en busca de aire.
Una sonrisa satisfactoria danzaba en los labios de la joven de cabello oscuro, una vez el muchacho se echó a un lado ella se puso en pie luego él siguió sus pasos y ambos caminaron hasta uno de los espejos. La chica se miró a sí misma, luego vio al chico tras de ella y sonrió al ver un par de marcas en el cuello de este.
—Me parece que de la nada me convertí en una vampira—Con tono burlón se giró hacia él quien se vio al espejo y pudo notar el recorrido de marcas rojas que se extendía por su cuerpo.
—Lo veo, me parece que si mis padres preguntan debo decirles que fui atacado por una chica hambrienta—Bromeó y ella rió.
Los ojos castaños de la joven se desviaron al reloj en la pared del cuarto del joven, entonces jadeó de sorpresa.
—¡Son casi la 1 pm! —A paso apresurado la joven comenzó a vestirse—Dios, mi madre me matará. El vuelo sale en dos horas.
Matt observaba a la chica vestirse con rapidez, él ya estaba acostumbrado a este tipo de escenas, Raylen era su vecina, era mayor que él, pero eso no le importaba, a él realmente le gustaba estar con ella por eso a pesar de no ser más que solo un par de amigos que compartían sexo de vez en cuando iba a extrañar a la pelinegra.
A pasos cautelosos el joven de rizos castaños se acercó a ella y la rodeó con sus brazos
—Realmente voy a extrañarte, el vecindario no será lo mismo sin ti—Dijo en tono sincero—Tampoco la escuela, la ciudad...
Raylen rió—Vale, vas a extrañar hacer cosas conmigo, lo capto, pero no te pongas dramático, serán apenas unos meses—se giró entre los brazos que la rodeaban y acarició la mejilla del más joven—Pero estarás bien sin mí, ya tienes algunos amigos, ya empiezas a salir a fiestas ¡Todo estará bien!
—Me enseñaste muchas cosas, muchas gracias, Ray Ray
—Fue todo un placer—Con una sonrisa besó la mejilla del chico—Te esperan cosas grandes, Matt, solo hace falta que confíes que puedes hacerlo y alcanzarás todo lo que quieras.
—¿Lo haré?
—Lo harás—Aseguró. —Aun no me siento cómoda con la idea de viajar a Alemania ¡Ni siquiera hablo alemán!
Matt rió—Escuché que todos los chicos alemanes son muy presuntuosos.
—Lo averiguaremos.
Hubo un silencio donde ambos solo se observaban el uno al otro, cosa que no duró hasta escuchar las manecillas del reloj cambiar.
—Es muy tarde, debo irme—La chica a paso apresurado fue hasta el balcón que conectaba su habitación con la de su vecino Matt, de un salto terminó en el suyo—Adiós, Matthew—Se despidió una última vez para luego entrar a su habitación.
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Hunter: El cazador entre sombras
Viễn tưởngTic tac, el cazador te observa Tic tac, el cazador te busca Tic tac, el cazador te apunta Tic tac, el cazador te caza. . . . Se prohíbe totalmente la copia y/o adaptación de esta historia, todos los derechos reservados.