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A veces la Inspiración funciona cómo los caminos del Señor, de forma misteriosa. No descansé hasta poder darle forma a esta historia. Espero que les guste 💖 Agradezco muchísimo a quiénes han comenzado a seguirme, por las estrellas y los comentarios. Pronto llegaré a los 100 seguidores, mil gracias.

Disclaimer: Los personajes no son de mi propiedad, son de Ken Wakui. A quién amo por darme a estos chicos, dueños de mis escritos y a quién también odio, por quitármelos.

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Draken había terminado una pesada jornada laboral en su ya conocido local D&D Motors. Inui, comentó que se veía más cansado de lo habitual, era un desastre. "Vete, yo me quedaré a revisar el inventario y después cierro" le gritó desde la bodega. Manchas de aceite le cubrían el rostro y las manos, entró al baño mirándose frente al espejo. No recordaba en qué momento se había teñido de negro. Negro como la tinta de aquel dragón qué lo había acompañado desde su tierna infancia. Negro como el manto de la profunda noche qué le caía encima, tapando no sólo sus cabellos rubios, tapaba también sus recuerdos. Un susurro salió de sus labios "Mikey…". Si tan sólo él pudiera volver atrás. 

Llegó arrastrando los pies al apartamento dónde ahora vivía. No era un lugar de lo más lujoso, pero no se quejaba. Estaba en un barrio decente, tenía buenos vecinos y quedaba cerca del taller. Abrió la puerta, encendió la luz y al poner un pie dentro, escuchó el sonido de un papel siendo estrujado. Publicidad, seguramente. Miró hacía el piso y lo qué encontró no era el folleto del supermercado qué estaba a unas cuadras, era una carta.

Sintió un escalofrío recorrerle la espalda, el hueco en el estómago producto de los nervios y un ligero temblor de manos. Observó el sobre por ambos lados, no decía nada. Era puro y llano papel blanco. Pero lo que realmente importaba era el contenido de ese sobre. Era una hoja tamaño carta, al desdoblarla, la notó arrugada y le faltaba un trozo en la esquina. Podría reconocer los trazos de Mikey dónde fuera, pero esos definitivamente no eran de él. Entonces ¿qué significaba eso? Y aún más importante ¿por qué sabían su dirección? 

Observó la misiva tratando de encontrar alguna palabra clave, había rayones sobre palabras, fue escrita a las prisas. Se apuró a leer. 

Joder, esto es más difícil de lo qué pensaba. En mi vida habría imaginado tener que pedir esto, sobre todo a ti. Es una jodida mierda, todo se volvió mierda y no sé cuánto vamos a aguantar esto. Cuánto más va a aguantar él. Cuando iniciamos la organización, algunos sabíamos cuál era el motivo, otros simplemente no querían saber. Tú mejor qué nadie sabes, el efecto qué tiene Mikey en las personas para que decidan seguirlo y protegerlo, incluso dando la vida por él. Pensamos qué lo teníamos todo, pero cuando más avanzamos, él simplemente se rompe. Yo no sé, maldita sea, no sé cómo repararlo. Hay fragmentos de la poca alma qué le queda por doquier, afianza los resquicios de su corazón a una foto vieja de ti, ya un tanto borrosa por el tiempo y por las lágrimas, que esconde bajo su almohada. Nadie puede repararlo, sólo tú. Debí notarlo desde el momento en que dejó de comer y su piel comenzó a pegarse a los huesos, su tono más pálido y los labios secos. A duras penas prueba bocado y fuma demasiado, la meta le quita el hambre. Casi no duerme y cuándo lo hace, lo escucho llamarte en sollozos. Mira a la nada, ido, pasa más tiempo en ese lugar en su mente dónde podría asegurar que mantiene los recuerdos de toda la gente que ha amado. Hace un esfuerzo sobrehumano para arrastrarse a la bañera, el agua helada lo regresa a la realidad. Está con nosotros, pero se siente solo, lo sé, lo veo en sus ojos sin luz. Daría cada trozo de mi cuerpo y me arrancaría el corazón para dárselo si solamente pudiera verlo sonreír de nuevo cómo cuándo estaba ahí, frente a todos comandando a la ToMan y tú a su lado. Es por eso que ahora, sabiendo que sólo tú puedes hacer algo, te pido que lo salves. Dale un motivo para seguir aquí, llévalo contigo. 

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