¡Lo prometido es deuda!
Un pequeño extra para cerrar esta historia.
¡Disfruten!
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Han pasado doce meses desde que Kaoru se reencontró con Kojiro.
Doce meses para ponerse al día luego de cinco años lejos del otro y dada su amistad aun inquebrantable, no importa cuánto tiempo hayan estado separados, todo fluye como si no se hubieran despedido ese verano en el aeropuerto. La relación de los dos prácticamente volvió a la normalidad, asemejándose a los viejos tiempos, salvo por un detalle minúsculo...
El cariño hacia Kojiro siempre ha sido un sentimiento muy distinto al que Kaoru haya experimentado por alguna otra persona en toda su vida. Hay bases sólidas, han sido inseparables desde pequeños, pero Kaoru ya es lo suficientemente maduro (y en especial dejó de lado parte de esa actitud orgullosa de su adolescencia) como para darse cuenta que hay algo más. Querer a Kojiro es muy fácil, este es experto ganándose los corazones de la gente, y Kaoru no es una excepción, aunque lo niegue en voz alta es imposible decirse lo mismo a sí mismo.
Si bien es cierto que discuten a diestra y siniestra, su sana y extraña rivalidad más viva que nunca al descubrir su pasión por equipos rivales del béisbol, hay algo que hace que discutir sea tan satisfactorio como sentarse a beber una botella de vino. Además, a Kaoru le gusta que le presten atención y si quien lo hace es Kojiro mucho mejor ¿Egoísta? ¿Infantil? ¿Absurdo? Puede ser, pero él realmente es un hombre cautivado por ese gorila idiota que ahora está más al pendiente de él que antes... Ah, amar a Kojiro es demasiado sencillo, incluso más que amarse a sí mismo.
Los días en los que pelean y compiten en los bulliciosos estadios, las noches en el restaurante acogedor de Kojiro bebiendo y conversando sobre cualquier cosa. Han sido tiempos muy felices para Kaoru, ya esa persona solitaria y cerrada ha ido quedando atrás, y piensa en Kojiro como un sol que ha aparecido nuevamente para iluminar su vida, justo como ese tatuaje que este porta orgulloso en el hombro. Es sentimental, lo sabe, pero no quiere frenar lo que siente. Cohibirse, a esa edad, es absurdo.
Doce meses han pasado y la final de la actual temporada de béisbol, enfrentándose los favoritos por la victoria, se celebra en grande en el estadio más importante de la ciudad. Por supuesto, Kaoru y Kojiro están ahí para vivirlo, eufóricos y dándolo todo por apoyar a su favorito.
Su rivalidad ha evolucionado, y de cierta forma lo disfrutan. Kaoru es más arisco al perder y Kojiro demasiado intenso al ganar, haciendo que cada uno ingeniara las mejores formas de molestar al otro. Ambos son adultos responsables, pero así es la rivalidad en el béisbol, especialmente entre fanáticos de los legendarios equipos rivales.
Las entradas extras pasan unas tras otra y el marcador no se mueve por un largo rato. Es bastante tarde, la luna posa en todo lo alto como un espectador más, pero cada quien espera expectante por buenas noticias para sus favoritos. Hay muchas cosas en juego, en especial un montón de apuestas entre fanáticos exagerados, y el resultado del marcador depende mucho.
Kaoru y Kojiro están sentados juntos, pues a pesar de ser rivales es más divertido tener a quien molestar mientras el juego transcurre, especialmente cuando se tiene ventaja. Kaoru lleva años disfrutando del beisbol, pero compartirlo con Kojiro lo hace aún más satisfactorio, aunque sea todo un traidor. Pero vamos, ¡Todos necesitamos de un buen rival! Kaoru se siente menos solo y más animado.
Y la tensión en el estadio finalmente se rompe cuando hay un desenlace: un batazo que envía la pelota muy lejos, no solo asegurando una carrera, sino también la victoria tan anhelada y esperada.
Kaoru no puede creerlo mientras pierde de vista la pelota y es el estallido de su gente lo que hace aceptar que la victoria ahora es suya ¡Como debe ser! Entonces grita y celebra junto al resto, dejándose llevar como nunca antes, muy complacido con los resultados de esta noche. Entonces, mira a su lado dispuesto a molestar a Kojiro por su derrota, pero las palabras mueren en su garganta ante la expresión que este le dedica... Definitivamente no luce como un perdedor.
Los ojos granates, gentiles y cariñosos, y la sonrisita pequeña que envían escalofríos a Kaoru en plena euforia. Está feliz por los sucesos en el campo, por supuesto, pero esta imagen en especial incrementa el potente sentimiento... Ah, cómo quiere tomarlo y besarlo hasta quedarse sin aliento.
Y eso es exactamente lo que hace.
Le puede echar la culpa al alcohol y a la conmoción del momento, pero Kaoru no piensa en ello perdiéndose por completo en los labios de Kojiro que lo reciben con la misma sonrisa, besándolo dulce y apasionado. Se envuelve alrededor del cuello, los rizos rebeldes haciéndoles cosquillas en los brazos, y siente como es tomado por la cintura, protector y delicado. Están ante cientos de personas, sin contar los televidentes, pero ya nada importa cuando finalmente Kaoru ha conseguido más de lo que siempre había querido e ignoró debido a sus inseguridades.
Besarse con tu rival puede parecer el mayor cliché, más si se acaba de ganar la mismísima final del torneo, pero más que un rival Kojiro es, y siempre lo será, su complemento. Su compañero de juegos y dibujos, su confidente en las locuras adolescentes y ahora... ¿Ahora qué?
Hace más de cinco años se separaron persiguiendo sus propios sueños, hace doce meses se reencontraron compartiendo una nueva pasión y esta noche, emotiva y significativa, marcará el inicio de una nueva etapa en sus vidas compartidas. La verdad, es difícil imaginarse un futuro donde no estén junto al otro.
Y mientras el equipo ganador celebra y alza su nuevo trofeo, cubiertos de champán y papelillos, Kaoru está más ocupado haciéndole saber a este gorila perdedor que no podrá librarse tan fácil de él a partir de ahora... Y Kojiro, como es de esperarse, compite por lo mismo. Siempre se han entendido bien, y entre besos esto no cambia.
Sí que ha sido un final de temporada completamente memorable.
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Notas finales: ¡Gracias por leer!
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Eternos rivales
Fanfiction[AU Matchablossom] Han pasado cinco años desde la última vez que Kaoru supo de Kojiro. No ha tenido de otra que seguir adelante, pero el destino tiene grandes planes para los dos... Un encuentro que los hará colisionar como si fuera la primera vez. ...