Vecinos con Derechos || JJK • KSJ

001.

-SEOKJIN-

Hoy comienza una nueva vida, un nuevo comienzo para la Familia Kim, bueno tal vez no para mis padres.

Pues para mí es difícil hacer amigos, el único que tenía lo he dejado.

En fin, debía de desempacar todas mis cosas, pues nos mudamos de domicilio.

Mis padres están muy concentrados en su empleo -trabajan juntos-, así que yo me hago cargo de la casa.

Hago la comida, el aseo de la casa, lavar ropa.. Soy la "cenicienta" de esta casa.

Miles y miles de cajas están esparcidas por todo el jardín, mis padres compran muchas cosas materiales innecesarias.

En cambio, yo solo tengo lo necesario. Además de que me dan muy poco dinero.

—Tomemos un descanso, hijo —dijo mi padre. Solo asentí.

Mi madre habla con una de las vecinas, de seguro que está presentándose.

Me acerqué también, quiero que sepan quien soy.

—Él es mi hijo —sonrió al verme llegar a su lado.

—Kim Seokjin, es un gusto conocerla señora —dije tímidamente.

—La señora Jeon nos invita a una cena hoy en su casa, ¿qué opinas? —dijo mamá. Asentí.

—Vaya, tienen un adolescente en casa.. yo también tengo un hijo —habló—. Por cierto, es el que está por allá —señaló.

Un chico muy alto, cabello, hum.. azul por así decirlo. Lleva una camiseta blanca con unos pantalones ajustados negros.

Debo admitir que es muy guapo y atractivo.

Caminó hacia nosotros, ¡Dios! Creo que moriré.

—Jeon Jungkook, es un gusto —habló.
Su voz es tan profunda me hace pensar en cosas indecentes.

Ya no presté atención a la plática.

Su mirada está fija en mí, mientras se muerde el labio inferior.

Qué mirada tan intimidante tiene mirándome de arriba hacia abajo repetidas veces. Al parecer disfruta de la vista.

Desvié la mirada mientras que me sonrojaba.

Volví a mirarlo y ahora se lamia los labios seductoramente.

¡Que sucio!

Me despedí nervioso y salí prácticamente corriendo de allí, aún sentía su mirada en mí.

Entré a la casa y suspiré aliviado. ¿Qué rayos fue eso? 

Miré a través de la ventana y ya no estaba.  

La cena es muy incómoda, al menos para mí. El tal Jungkook no deja de rozan su rodilla con la mía de forma constante.

Sin embargo, no quiero gritarle que me deje en paz, pues es la primera vez que veo a mis padres socializar con personas no adineradas.

Ojalá y aquellas personas logren hacerlos cambiar. 

Terminamos la cena, que por cierto estuvo deliciosa.

—¿Por qué no van al patio trasero, niños? —preguntó dulcemente la señora Jeon.

Jungkook se levantó de su asiento. 

—Muévete —ordenó.

Tuve que levantarme, pero no quiero ir con él. Me guió hasta el patio trasero de su casa sin decir palabra alguna. Que serio.

Ya fuera de la casa me tiré en el verde césped y comencé a rodar por ahí.
Escuché sus risas.

—¿Qué te causa risa?—pregunté al detenerme, sentándome en el suelo. 
 
—Nada… —dijo mientras se acomoda también.  

—Mas te vale —susurré. 

—Y, ¿qué edad tienes? —preguntó recostándose.

—Tengo diecisiete. 

—No los aparentas.

—Sí, me lo han dicho —reí—. ¿Tú?

—¿Te importa? —contestó seco.

Ya no dije nada. Que tipo tan bipolar, el silencio reinó entre nosotros. Grandísimo imbécil.

Me dejé caer nuevamente al suelo cubriendo mi rostro. 

Ya quiero largarme de aquí.

Alguien acaricia mis piernas lentamente. ¡Voy a ser violado! 

—Tienes unas piernas muy lindas... y tus muslos ni se diga... —susurró cerca, muy cerca de mis labios.

No podía decir nada por el nerviosismo.

Hasta que sentí unos delgados labios sobre los míos moviéndose bruscamente. Sus manos se deslizaron de mis muslos hasta mis caderas, de ahí fueron a parar debajo de mi camiseta.

Puse mis manos en su pecho para separarlo pero me es imposible alejarlo. Separó sus labios para morder fuertemente mi labio inferior haciéndome daño. 

—Tienes que darme tu número telefónico, pequeño. Es una orden —dijo con voz mas ronca.

—Te lo doy si te quitas de encima —contesté sonrojado. 

-jeonseokjinniee.