Kirigaya Kazuto, el Príncipe Heredero del Imperio de Underworld, también conocido simplemente como Kirito, sonrió sin emoción. Cualquiera que lo viera, podría llegar a prensar que su expresión era cálida y cordial, pero en realidad solamente era una de muchas máscaras que siempre se ponía ante los demás en diversas situaciones. Solo tenía diez años, pero con tan corta edad se dio cuenta que hacer eso era lo mejor para encajar en la sociedad; si todos sonreían hipocritamente, él también lo haría, si lloraban o se afligen por algún asunto, mostraría que también le afectaba aunque no le importara nada.
Pero en esa ocasión no sabía qué máscara ponerse. ¿Debería de ponerse la máscara de sorpresa? Tal vez sería mejor la de incredulidad, pero si lo hacía, ¿la ofendería? Sería un mal comienzo para su primer encuentro.
「 Simplemente le seguiré la corriente 」
Sin dejar de sonreír como siempre lo hacía, habló con calma:
—Ya veo —Tomó la taza de té que estaba en la mesa y bebió un poco—. Agradezco la confianza que me das al contarme esto.
—¿Eh? —La pequeña niña un año menor, quien estaba sentada frente a él al otro lado de la mesa, abrió los ojos a más no poder. Su mano, la cual poseía un pastelito de chocolate, se detuvo a mitad de camino de su boca por la sorpresa—. Pareces muy tranquilo... Podría ser que... ¡¿Tu también reencarnaste en este mundo al igual que yo!? —exclamó con una radiante sonrisa que Kirito no supo cómo interpretar.
「 Hmmm. No era la reacción que esperaba. Además... ¿Reencarnar? 」
—Lamento decepcionarte, pero no es mi caso —habló el Príncipe Heredero con calma—. Si lo tomo con tranquilidad es porque a la Familia Real se le educa y enseña a ser así naturalmente. ¿Qué clase de gobernante sería si me exaltó por temas triviales?
«Un niño de diez años de la Familia Real no actúa así naturalmente ni aunque lo eduquen para eso»
No lo escucho, pero Kazuto estaba seguro de que ese era el pensamiento de su fiel mayordomo Bercouli, el cual se encontraba detrás de su amo escuchando toda la conversación de los menores.
El adulto de cabellera azul y ojos verdosos trató de controlar su expresión de incredulidad por las palabras de su joven maestro, sin embargo...
「 Puedo sentir tus verdaderos sentimientos, Bercouli 」
Fue inútil. El joven Príncipe lo pudo percibir aún sin verlo a la cara.
—Oh, ya veo. La Familia Real es increíble —murmuró la pequeña niña pelirroja, aunque más que un color rojizo, era una tonalidad más anaranjada.
—Pero dígame, Lady Asuna, ¿a qué se refiere con "reencarnar en este mundo"? —cuestionó el niño azabache tratando de saber más sobre el tema.
—Verá... —Asuna se llevó el pastelito de chocolate que tenía en su mano a la boca y después prosiguió: —Nací y crecí en un país llamado Japón. Ahí yo disfrutaba jugando juegos Otome. Un día, desperté y comencé a recordar mi vida pasada hasta darme cuenta que este mundo es el mundo de unos de esos juegos Otome que jugué. Gracias a ese conocimiento, sé lo que sucederá en el futuro; en un par de años, conocerá a su "Doncella Destinada" y yo la molestaré por celos.
「 Oh, ¿a eso se refería con ser la villana? Tiene sentido ahora, aunque... lo demás lo sigo sin entender. Generalmente entiendo lo que adultos y niños me dicen, pero en esta ocasión... 」
—Cuando te enteras de todas las maldades que hice, anulas el compromiso y arruinas a mi familia —continuó la niña sacando al príncipe de sus pensamientos y reflexiones—. En resumen... ¡Es la historia de amor entre el príncipe y su doncella destinada y como logran vencer los obstáculos (yo) que se le presentan! —finalizó con seriedad.
ESTÁS LEYENDO
Mi prometida se autoproclama como la villana.
FanfictionCuando el Príncipe Heredero, Kirigaya Kazuto, conoció a su prometida no pensó que fuera... tan particular. No es lo que esperaba, pero aun así se intriga y se interesa a ella. Sobre todo por las tonterías que dice de ser... ¿una villana? ¿Cuál es el...