Night World

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 Kirishima es un vampiro, sin embargo, desde muy joven era considerado como un ser "extraño" por los de su propia raza.

En los tiempos en que la cacería de humanos era fructífera y en abundancia, él simplemente dejó de cazarlos para su deleite y consumo.

En 1611, conoció a una dama que cautivó sus demoniacos ojos de color rojizo.

Quedó tan prendado de la belleza de la fémina que con sus coloridos kimonos correspondió a escondidas y entre trigales a su amor.

Por supuesto, nunca se enteró que era un ser de otro mundo.

Apenas tenía 18 años en ese entonces, era considerado un bebé que aún necesitaba que sus padres lo alimentaran, fue descubierto que tenía una amante humana. Su amor fue cruelmente arrebatado por los de su propia especie que tomaron la sangre de su amada hasta secarla.

A él lo castigaron, afirmando que estaba contaminado, que un mocoso de apenas una década había roto las reglas de los milenarios.

La tasa de reproducción de vampiros era muy baja y por esa razón su vida fue perdonada en esa ocasión. Sin embargo, ese demonio de cabellos rojo intenso juró nunca más dañar a la raza a la que una vez amó. Se culpaba en gran manera por haber sido el causante de la muerte de esa mujer, que igual que él, era apenas una niña también.

Kirishima era muy joven, no había visto el verdadero mundo humano más allá de una pequeña ciudad con apenas algunos avances en medicina e infraestructura.

Cuando cumplió los 100 años, le permitieron visitar de nuevo las villas humanas.

Japón antiguo se llenó de cadáveres en algún momento por las guerras, fue entonces cuando los suyos aprovecharon a alimentarse con gula, hasta quedar más que saciados, los cadáveres pasaban como una muerte más causada por la guerra.

Con el paso del tiempo y con 200 años, los vampiros empezaron a ser cruelmente cazados, todos conocían sus puntos débiles, la forma de matar lo inmortal.

Los cazadores de vampiros se levantaron como moscas sobre excremento fresco.

Perdió a sus padres en ese entonces, y sin embargo dio gracias a Dios y a sus servidores mundanos, sus padres lo fastidiaban hasta el cansancio, lo insultaban y decían cada día lo arrepentidos que estaban de que hubiese nacido.

Kirishima siempre fue un vampiro solitario, mientras los demás pensaban solo en sangre y en su satisfacción personal, él pensaba en la belleza de las tierras, de los bosques, en el canto armonioso de las aves y en el amor.

Detestaba tener que consumir sangre humana, pero de no hacerlo, se convertiría en una bestia imparable. Cada 60 días consumía sangre humana, el pobre cazaba un humano aun en contra de sus ideales y envuelto en un mar de lágrimas succionaba la necesaria sangre.

Tenía un lugar especial donde alimentarse de sangre humana; las prisiones o calabozos.

En la actualidad, seguía haciéndolo. En cada año, mataba al menos 6 personas, por lo general, criminales de lo más bajo.

La tecnología había avanzado bastante, por ende, los vampiros habían tenido que andar más atentos a su alrededor. Los cazadores de vampiros tenían una enorme capacidad de detectarlos con facilidad.

En la zona de Kamino, Kirishima era parte de un pequeño grupo de al menos 5 vampiros. Fue por causa de los otros 4 que comieron sin moderación que ahora tenían encima a los cazadores.

Kamino estaba vigilado, si bien ellos no se reflejaban en las cámaras, había sensores por todos lados que funcionaban tal cual la forma de rastreo de una ballena o de un murciélago. Un sistema de ondas sonoras estaba siempre activo en toda la ciudad, una frecuencia realmente baja como para que un humano lo escuchara pero que hacía estragos en los oídos de los vampiros.

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