Aún puedo recordarlo.
Sentirlo.
Olerlo.
Sus ojos color ceniza, se cerraron solemnemente. Y por unos instantes, elevó la mirada hacia el cielo nocturno.
- ¿Dónde está ella? - preguntó con serenidad.
Nosotros no pudimos hacer más que esperar unos segundos, hasta que la ráfaga de viento, impulsó nuestros polvorientos brazos. Apuntábamos al Monte Caubvick; a la pared iridiscente, dónde días atrás se hubieron producido los indescriptibles hechos.
Su cuerpo antropomorfo; corrompido por las salvajes tierras nevadas, comenzó a avanzar hacía esa dirección hasta cesar el paso frente al brillante altar.
Una vez allí, habiendo examinado brevemente la estructura que se erguía en el entorno boreal, tomó la herramienta que colgaba de su cinturón. Con un golpe audaz y preciso; que resonó en todo el valle, dejó caer un pequeño trozo de roca al suelo. Rápidamente fue perdiendo su brillo, consumiéndose.
Sin embargo, tan sólo un momento después, un gran flujo de luz esmeralda emanó de la piedra, recorriendo verticalmente la montaña con la rapidez de los astros.Solamente necesitó llegar a la cumbre, para pegar un último salto a los cielos.
Implosionó.
No sin dejar tras este evento, una estela en la cúpula celeste de Terranova. La Aurora Boreal.
-Freeriya-