ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ɪ

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ʟᴀ ʟʟᴏʀᴏɴᴀ - ᴀ́ɴɢᴇʟᴀ ᴀɢᴜɪʟᴀʀ
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Salías de un templo un día llorona
cuando al pasar yo te vi.


Septiembre, 1910

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Septiembre, 1910

Era una noche fresca, como cualquiera otra a finales de septiembre.

El arduo trabajo del día comenzaba a dejar sus consecuencias en SeokJin, quién suspiraba cansado poniéndose su mejor camisa, ajustándola por dentro de sus pantalones para calzarse sus zapatos.

Antes de salir besó la frente de su madre, reuniéndose con otros dos de sus amigos, para partir en dirección al pueblo vecino, a descargar el estrés de un arduo trabajo en la hacienda.

Caminaban por los senderos iluminados con la luz de la luna, la hojarasca bajo sus pies crujía al son de una melodía que uno de sus amigos silbaba.

—Dicen que las fiestas de por acá son de las mejores de la región —soltó de repente, JungKook—, sinceramente, espero que sea así o tendré que reclamarle a Baek por tomarnos el pelo.

SeokJin no pudo evitar reírse ante la inocencia con la que JungKook se expresaba, siendo de los menores en el trío de amigos.

—Puedo asegurarte de que no ha mentido —respondió Jimin, y más fiestero del grupo—. Cada año, parece que mejoran.

—¿De verdad? —preguntó JungKook, emocionado.

—De verdad, cada año se lucen con los castillos* —afirmó su amigo, sonriendo.

SeokJin sonreía de lado al ver los pequeños ojos de JungKook brillar a la luz que se filtraba entre los árboles del sendero que recorrían.

Jimin le contaba a JungKook sobre lo que hacían en las fiestas y cómo estaban próximos a celebrar las tradicionales fiestas de Todos Santos*.

Cómo el mayor, permanecía atento a los caminos, pues bien era sabido que podía haber uno que otro bandido acechando el camino para saquear a los que día a día dejaban el alma en las haciendas para disminuir sus deudas en la tienda de raya.

—¡Mira Kook! —gritó eufórico Jimin, emocionado como un pequeño niño—. ¡Ahí! ¿Lo ves?

JungKook movía los ojos de un lado a otro buscando el lugar que Jimin señalaba, quedando congelado al encontrarse el paisaje que Jimin señalaba.

La plaza principal, iluminada con velas de todos los largos, flores entretejidas desde el kiosco del centro a los árboles más próximos y varias personas tomando —seguramente una bebida alcohólica— mientras que otras bailaban al ritmo de la guitarra acompañada con un requinto* y bajo quinto*, que armonizaban el lugar, invitando a todo mundo a bailar a su ritmo.

𝑳𝒍𝒐𝒓𝒐𝒏𝒂 | 𝑲𝒊𝒎 𝑺𝒆𝒐𝒌𝑱𝒊𝒏 [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora