Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)

72- Torre de Astronomía

Hubo un murmullo.

En el cielo, encima de la torre de Astronomía, había un reluciente cráneo verde con lengua de serpiente: la marca que dejaban los mortífagos.

—¡Expelliarmus!

La varita de Dumbledore llegó a mi mano...

—Buenas noches a ambos.

Había una escoba en el suelo.

—¿Quién más hay aquí?

—Yo también podría hacerles esa pregunta. ¿O han venido solos?

—No. No estamos solo. Por si no lo sabía, esta noche hay mortífagos en su colegio.

—Vaya, vaya —repuso Dumbledore— Muy astutos. Han encontrado una forma de introducirlos, ¿no?

—Sí —respondió Draco— ¡En sus propias narices, y usted no se ha enterado de nada!

—Muy ingeniosos. Sin embargo... Perdónenme, pero... ¿dónde están? No veo que traigan refuerzos.

—Se han encontrado con algunos miembros de su guardia. Están abajo, peleando. No tardarán en llegar. Yo me he adelantado. Solo he traído a Claire, ella tiene que hacer un trabajo.

—En ese caso, debe hacerlo.

—No sabe el honor y la grandeza que tendré después de matarlo —decreté apuntándole con la varita.

—Claire, sabes que lo que harás no es "grandeza".

HARRY:

—¿Por qué no sería grandeza? ¿Acaso olvida quien soy? —interpeló la chica alzando una ceja sin bajar la varita que tenía— Chica sobresaliente, disque huérfana, con apellido Riddle, heredera de Slytherin y siempre vigilada por ti... ¿Le recuerda a alguien?

«¿Con apellido Riddle y heredera de Slytherin?»

Dumbledore no respondió.

—Tom Riddle, o sea mi padre,—remarcó tragando saliva— dijo que sería grandeza asesinarlo a usted.

Estaba estupefacto.

No sabía como era posible, no le encontraba sentido a lo que Claire habia dicho en ese momento pero sabía que por la expresión de Dumbledore, lo que acababa de decir ella era real.

«No, Claire, no puedes ser hija de Voldemort... por favor, no.»

—Ambos no son ningunos asesinos.

—¿Cómo lo sabe? Usted no sabe de qué ambos somos capaz.

—¡No sabe lo que hemos hecho!

—Sí, sí lo sé —repuso Dumbledore con suavidad— Claire estuvo apunto de matar a Katie Bell, tú, Draco, a Ronald Weasley y llevan todo el curso intentando matarme; ya no sabían qué hacer. Perdónenme, pero han sido unas pobres tentativas. Tan pobres, a decir verdad, que me pregunto si realmente ponían interés en ello...

—¡Claro que ponía interés! —afirmó Malfoy— Es cierto que hemos estado todo el curso intentándolo, pero esta noche...

—Hay alguien que está defendiéndose con uñas y dientes —observó Dumbledore con tono despreocupado— Pero dices que... ah, sí, que han conseguido introducir mortífagos en mi colegio, algo que yo, lo admito, consideraba imposible. ¿Cómo lo has logrado?

—Quizás, Claire, tengas que terminar el trabajo tú sola —apuntó Dumbledore— Tal vez mi guardia haya desbaratado los planes de tus refuerzos. Como quizá hayan observado, esta noche también hay miembros de la Orden del Fénix en el castillo. Pero bueno, en realidad no necesitas ayuda. Me he quedado sin varita y no puedo defenderme. Entiendo. Temen actuar antes de que lleguen ellos...