케이크 [🍰]

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El primer día que se conocieron Jungkook tenía 12 años recién cumplidos y Namsoon tenía 14. Tal vez no se llevaban tanto, pero el problema eran las etapas en las que se encontraban.

Él se quedó prendado desde el primer día que la vió, como si de una diosa se tratara. Era bastante alta, de largas piernas, empezaban finas pero terminaban en unos muslos gruesos, unas caderas de infarto, una cintura pequeña con abdominal algo marcado y gran delantera. Brazos finos pero fuertes. Y su rostro, unos afilados ojos con unos párpados que se solían esconder y que solo Jungkook de tanto fijarse notó, con unos gruesos y preciosos labios.

Se chocaron una vez y quedó encantado con su personalidad también, no sólo el físico. Todos creían que era una rata de biblioteca y la preferida del profesorado, pero también era amable. Recuerda como quedó pasmado mientras ella solo sonreía y trataba de recoger todo el material que había tirado el pequeño.

Se quedó como un amor prohibido y secreto por un par de años, aunque para suerte de Jungkook se hizo amigo de Jihoon. Era un niño muy travieso y juguetón si te parabas a conocerle, suele ser callado con otros niños y pudo hacer química con Kook.

Jungkook disfrutaba mucho su amistad con Jihoon, pero algo un poco cruel fue que nunca agradeció tanto el hecho de ser su amigo que al descubrir que tenía una hermana mayor llamada Yoonji, y que esta era la mejor amiga de Namsoon.

Entonces empezó poco a poco a tener más acercamientos hacia ella. El primero fue el cumpleaños de su hermana, esta no era muy fanática de las fiestas a lo grande con un montón de invitados. Así que tenía más que suficiente con su mejor amiga, su hermano y su amigo, quién le era un encanto. Por lo que optó por una pijamada doble.

Él se pasó toda la fiesta observando a Namjoon con aquel vestido algo ajustado y bastante corto de lentejuelas rosadas. Ya entraba en la edad en la que las hormonas empezaban a descontrolarse. Se sentía culpable mirar ese maldito escote cuando podía mirar esos preciosos ojos brillar con la luz de las velas. Cuando la mayor sopló, pudo descubrir otro detalle más al cual obsesionarse. ¡Le salían hoyuelos al sonreír fuerte!

Eso fue suficiente para que su corazón latiera tan fuerte que no lo dejara dormir. Sería eso o los ronquidos de su amigo, quien estaba ocupando más de la mitad de la cama y porque Jungkook estaba arrinconado, pareciera que se olvidara de que tenía invitado en casa.

Jungkook, algo casado decidió retirarse de esta con cuidado y decidió bajar a la cocina, tenía que calmar el gusanillo. Tal vez esa extraña sensación en su estómago fuera hambre.

Abrió la nevera y decidió tomar un trozo más de tarta y servirse un vaso de leche. No quería encender la luz, así que de forma hermitaña, utilizó la nevera como lugar ideal para picar entre horas. Cuando empezó a degustar ese delicioso bizcocho de chocolate con dulce de leche escuchó un sonido extraño. Se repetía una y otra vez. Tragó duro del susto, no era muy fuerte pero era constante. Provenía del baño, y ahora que se fijaba, se podía ver por la rendija de la puerta que estaba encendida la luz del aseo.

Se acercó de puntillas, a cada paso el sonido se intensificaba. Pareciera como si alguien estuviera pulsando algún botón de plástico. Tenía toda la pinta de que alguien se estuviera echando jabón como un loco. Abrió la puerta con cuidado, y Dios Santo. Nada lo hubiera preparado para procesar lo que estaba por ver.

Era Namsoon sentada en el váter con el camisón mojado, y no estaba pulsando el bote de jabón, si no un frasco lleno de un líquido blanco que se encontraba colocado en su pecho.

Se encontraba tan confuso como excitado. No entendía nada, pero esa imagen le fue malditamente atractiva.

-¡Ah! ¡Jungkook, no mires!

우유 [🥛] | ᴋᴏᴏᴋɴᴀᴍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora