Capítulo 2

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El plan se llevó a cabo una tarde húmeda, era viernes, alrededor de las seis de la tarde, era casi de noche ya que estábamos en pleno invierno. La profesora volvía a su casa luego de una larga jornada de trabajo. Sus hijos estaban en un cumpleaños, su marido, en el trabajo, sabía que llegaría tarde, y a sus hijos los traía una amiga de ella. Había calculado todo a la perfección, me tomó meses, pero sé que vale la pena. Una muerte dolorosa, pero silenciosa, y eso era todo lo que necesitaba para saciar mi sed de venganza y dolor.

Llegamos a su casa, estacionamos a una cuadra, y con nuestras capuchas puestas caminamos hacia ella.

- ¿Segura de que no se van a dar cuenta?- pregunta él; a pesar de que había aceptado y nos habíamos aprendido el plan de memoria.

- Si, vos tranquilo, no va a ser muy difícil. - Él asintió con la cabeza, como lo hacía siempre.

Llegamos a la puerta. Era una casa sin cámaras de seguridad, reja o portón. Era una casa simple, pero bastante amplia, la puerta trasera nunca estaba trabada, (vivía en un barrio tranquilo) lo había visto las tardes que me había quedado a repasar las tareas con ella. Nada como un pequeño sacrificio antes de la felicidad y placer ante su muerte, ella no sabe lo que la espera.

Así que camino hacia la pequeña puerta trasera mientras mi amigo toca el timbre, para que cuando la profesora lo atienda, yo entre sigilosamente dentro de la casa y ponga un poco de somnífero en su café diario. Me escondí y cuando mi amigo terminó con su excusa de ir a verla en la mitad de la noche por una tarea, tomó un sorbo de su bebida y se fue durmiendo lentamente. Luego de eso, procedí a asesinarla.

No fue difícil, un corte en la arteria principal y observo como la sangre espesa y caliente de un tono rojo oscuro se abre paso entre las baldosas grises. La profesora se portó bastante bien, solo un pequeño suspiro de dolor y pánico en sus ojos vacíos, pero nada que no pueda tolerar. Me había imaginado esto miles de veces, con más de una persona, y no fue más que satisfactorio ver cómo su mirada se perdía entre las luces amarillentas del living.

Había mucha sangre. Más de lo que había calculado. Teníamos una hora y media para limpiarlo todo, e irnos sin dejar rastro. Mi amigo entra en la habitación y se queda un minuto entero apreciando el cadáver sin vida mientras yo busco los limpiadores y trapos en mi mochila, además del frasquito del somnífero. Cambié mis guantes ensangrentados y tomé unos nuevos, junto con el cuchillo que había tomado de la cocina de la profesora.

En completo silencio, comenzamos a limpiar la sangre, en media hora, habíamos terminado. Juntamos todo, cargamos el cadáver, y lo metimos dentro de una de las bolsas de basura.

Dejé una nota arriba de la mesa por si alguien venía antes de lo planeado. Copié la letra de la profesora a la perfección, esta decía que iba al mercado a comprar un par de cosas, nada importante. Nadie se va a preocupar con ella en por lo menos un tiempo ya que no saben a que hora salió ni cuanto tardó. 

Metimos el cadáver dentro del auto que cayó con un asqueroso ruido y comenzamos a andar a velocidad media rápida, hacia el campo de mi tío. Primera parte completada.

Como asesinar a alguien y no ser descubierto...o eso creíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora