La noche de las mil y una tristezas

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~Advertencia~

A lo largo de la actualización de esta historiase tratan temas delicados, tales como: Tca, diversidad de trastornos mentales, abuso físico y mental, relaciones sexuales consensuadas y no consensuada, abandono, etc. Si tienes algún tipo de sensibilidad ante estos temas, esta historia no es para ti. Sin mas preámbulos, comencemos.

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No respires. Solo...no lo hagas, siente como tus pulmones comienzan a estar ansiosos de aire, tención en todo tu cuerpo, la desesperación invadiendo tu mente; En ese preciso y exacto momento mira a tu alrededor, mira a las demás personas respirando mientras tú te ahogas.

Así se siente la depresión

La sensación asfixiante de sentirse ahogado en tristeza, llanto y ansiedad mientras los demás respiran libremente en vidas más perfectas que la tuya, o eso aparentan. Es normal querer dejar de sentirse así, es normal querer poder sonreír sin fingir, es normal desear libertad y anhelar soltarse de las garras del dolor y la desesperación, es normal.

No puedo culpar a la vida de mis desgracias y mi desdicha, más bien culpo a las personas. Esas personas que les gusta someter, herir almas para hacerlas mártires del dolor y el sufrimiento cuando quizás hasta estos mismos verdugos de la vida son mártires de sus propias vidas. A esas personas culpo ya que la vida no tiene la culpa, la vida puede ser hermosa y placentera, puede ser fascinante he intrigante, hermosa y excitante como en los libros de cuentos de hadas; A sí que no, no la puedo culpar del hecho de que en este momento me encuentre en lo alto del puente Feelwater.

Con lágrimas recorriendo mis mejillas, un vestido semi roto y piernas moreteadas junto a mi enorme deseo por terminar con mi existir y sentir para finalmente tener el descanso merecido. Si existe el cielo o el infierno no estoy segura, solo puedo decir que el infierno yace aquí en la tierra, el sufrimiento que cala hasta mi interior, todos los recuerdos que me carcomen la mente y la memoria en los rincones de mi piel que arden como brazas, para mi ese es mi infierno, ese infierno que me tiene aquí a punto de saltar, saltar y que pase lo que tenga que pasar.

¿Por qué? porque también es normal querer acabar con tu vida si no la sientes como lo que es. Tu vida.

Si bajo la vista puedo llegar a observar las recias corrientes del rio haciéndose paso de entre las rocas moldeadas a su favor. Tal vez me encuentre a una distancia de 20 metros sobre sus aguas, y aun con la distancia puedo sentir la humedad en el aire, el ambiente se torna grisáceo y los altos pinos que se divisan alrededor le dan el toque perfecto. Parece la ambientación de un libro de fantasía, de los que tanto amo. El escenario perfecto, cómplice de lo que sucederá. Me alegra poder admirar tal belleza antes de soltar mi último aliento.

-Es hermoso ¿No?

Me quedo atónita al escuchar una voz masculina a un lado mío, eso después de creer que estaba en absoluta soledad. Giro la cabeza y diviso a un lado mío a unos cuantos metros a un chico alto, con un cabello tan oscuro como el carbón y piel blanca como las nubes que adornan el cielo en verano. Tiene la mirada perdida en el horizonte, un cigarrillo posa en su oreja.

-Es algo muy digno de admirar, una belleza que puede llegar a pasar desapercibido ante muchos, pero solo aquel que sabe apreciar las cosas se tomara un momento de prestarle su absoluta atención, observarla, escuchar los sonidos que emanan de ella y quizá hasta poder llegar a saber los secretos que oculta entre su encandilarte existencia.

El desconocido gira su cabeza y me mira atentamente, su rostro no alcanza a expresar emoción alguna, solo está ahí, observando.

- ¿Es este el momento en que me das el discurso de seguir con mi vida para finalizar con un "no te suicides"? - Al soltar mis palabras el chico mete sus manos a sus jeans y agacha la cabeza caminando lentamente hacia mí.

Aun si ya no estoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora