Este capítulo tiene contenido sensible, mención de ataque de ansiedad.
Mi día se estaba yendo a la mismísima mierda desde el primero momento en el que abrí los ojos al despertar.
En primer lugar, discutí con la mitad de familia minutos antes de salir para el instituto, y como discutí con ellos mi orgullo no me permitía esperar a mi hermano a que me lleve en el auto, por ende, tuve que caminar más de 15 minutos junto a mi nulo físico.
En segundo lugar, no desayuné y peor aún no traje mi almuerzo, faltan menos de 5 minutos para que se escuche la campana para poder salir al receso y acabo de caer en cuenta que no saqué dinero.
En tercer lugar, me dormí toda la clase, no copié ninguna clase, y peor aún no sé si dejaron alguna tarea; y solo se les ocurrió despertarme para tomar el examen que tenía pendiente mi clase.
Y en cuarto y última lugar, he estado ansiosa toda la mañana por lo que mis manos no pueden dejar de moverse, siento un nudo en la garganta junto a un dolor en el pecho y unas inmensas ganas de llorar.
Solté un suspiro tembloroso y gracias al universo al fin escuché la bendita campana. Salí con pasos apresurados del aula 2-1 y caminé con la cabeza agachada por todo el pasillo, mi intención era poder llegar a los baños antes de que se llenara como cada receso, pero mis planes fueron interrumpidos cuando sentí como caía sentada al suelo, al estar tan metida pensando no me di cuenta que me choqué con algo.
Bueno alguien.
Que al parecer también se cayó por el impacto.
—Lo siento mucho. —No quería alzar la mirada y le rezaba al mismo universo que quien fuera la otra persona no me gritara.
—¿Kai? —¿Uh? Mierda.
—¿Kenma? —Alcé la mirada para encontrarme con el chico pudín sentado frente a mí con su consola que gracias a los cielos no tenía ni un rasguño.
Lo escuché suspirar, mierda está molesto y ya no me hablará, o peor aún me dirá que soy una inútil al no mirar al caminar, o peor aún —mis pensamientos se dispararon a miles de escenarios que podían pasar y no podía detenerlos por más que quisiera— las ganas de llorar aumentaron y comencé a temblar casi imperceptiblemente para todos pero no para el chico. Sentí a Kenma acercarse y poner su mano en mi hombro haciendo que alzara la cabeza pero aún así evité a toda costa su mirada.
Ah, odio esto.
—¿Puedo tomar tu mano? —Solo pude asentir. —Tú solo sígueme. —Dijo despacio y con bajo tono de voz antes de comenzar a caminar.
Reconocí la ruta, íbamos hacia la azotea, la cual era una zona prohibida para los alumnos pero no era la primera que subíamos. y hasta ahora no habíamos tenido ningún problema.
Al llegar me senté en la esquina con las piernas cruzadas sin importarme que estuviera usando falda, era día de semana y no tenía educación física, me quité la chaqueta que llevaba encima y me la puse encima de mi cabeza, para así cubrir mi cara y cabello. Sentí a Kenma poner su casaca estirada tapando mis piernas.
—¿Comiste algo? —Negué y suspiró.
—¿Desayunaste? —Volví a negar y volvió a suspirar y coloco su manos sobre mi cabeza y me dio unas palmaditas.
Empecé a temblar un poco más, e hice puños mis manos enterrando mis uñas en mis palmas queriendo evitar que empezara a rascar mi cuello o detrás de mis orejas. Mi respiración empezó a acelerarse y empecé a aguantar la respiración porque lo último que quería era empezar a hiperventilar, pero mi idea no estaba funcionando.
—¿Puedo quitarte la casaca? —Me sobresalté a escucharlo, pero asentí levemente. Había vuelto a perderme en mis pensamientos por lo que no me había dado cuenta que alguien más estaba con nosotros.
Cerré los ojos con fuerza y sentí la leve brisa golpearme en la cara.
—¿Puedo acercarme? —Abrí los ojos lentamente, mi vista estaba nublada por la presión que hice al cerrar los ojos hace unos segundos, pero esa silueta era realmente inconfundible.
—Tetsurou. —Susurré.
Y me rompí.
Si creí que estaba temblando hace unos minutos, eso no era nada comparando a como estaba ahora. Las lágrimas corrían rápidamente y sin control por mi rostro y ya no sentía mis manos por la presión ejercida al tenerlos mucho tiempo en forma de puño. Mis piernas ahora estaban estirada y temblando gracias a que tenía unas inmensas ganas de empezar a patear. Ahora sí estaba hiperventilando, mis ojos estaban realmente abiertos mientras miraba a Kuroo.
No era la primera vez que pasaba, él solo empezó a caminar hasta llegar a mi lado y agacharse.
—Vamos a respirar juntos, ¿está bien? —Lo miré. —Inhala conmigo y cuenta 1, 2, 3, 4, 5. Aguanta la respiración 1, 2, 3, 4. Exhala 1, 2, 3, 4, 5. —Repetimos una vez más el ejercicio.
—Despacio abre tus manos. —Me dijo y me di cuenta que aún tenía mis manos cerradas. Lentamente le hice caso y vi mis manos las cuales estaban lastimadas gracias a que tenía mis uñas largas, lo cual fue mala idea porque empecé a respirar agitadamente de nuevo, Kuroo se dio cuenta de eso.
—Oi, oi, oi no mires tus manos, mírame a mí, ¿no crees que soy más bonito? —Me reí bajito.
—Probemos otra cosa. ¿Cómo era lo otro?
—Kai. —Kenma seguía con nosotros. —Veo... el horrible cabello de Kuroo. —Volví a reír bajito y miré la cara indignada de Kuroo.
—Pues yo veo... un pudín parlante adicto a los videosjuegos. —Kenma resopló.
—Yo... —Cerré los ojos y respiré hondamente. —veo... un árbol.
—¿Qué más ves, bonita?
Empecé a ver a mi alrededor. —Veo... una silla vieja.
—Dinos una cosa más que veas.
Seguí viendo a mi alrededor buscando algo que decir.—Veo... a dos idiotas que quiero.
—¡Ah! Mírala Kenma, al fin admite que nos quiere.
—Se supone que debías saber eso, después de todo- —Kenma esbozo una pequeña sonrisa de lado. —es mi mejor amiga y lamentablemente tu novia.
—Ah, lo sé, pero amo escuchar que lo diga.
Los ignoré y seguí. —Escucho...
Es mi primera actualización aaaa.
Recuerden no auto diagnosticarse y que los ataques de ansiedad son diferentes para cada uno.
Kim.
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Color Club: Bronze || Haikyuu!!
FanfictionEl conjunto de vivencias colorean tu corazón hasta alcanzar una gama determinada, el cual, definirá todos tus pensamientos, sentimientos y preferencias. Para poder comprender el color, debemos entender de dónde proviene. ¿Qué es lo que reside en el...