N.A.: Ésta anotación (_____) significa que ahí va tu nombre, o como quieras llamarte en ésta historia.
—Ama, el señor Grindelwald desea que le conceda una entrevista.—apenas susurró el demonio de rango bajo.
Demasiado atemorizado como para atreverse a alzar la vista, el pequeño demonio permaneció arrodillado delante del trono de su ama, esperando a que ésta le diera una respuesta.
—Hazlo pasar, inútil.—murmuró la demonesa con un tono de voz bajo y seductor, mientras continuaba recostada en su asiento, con las piernas elevadas a lo largo del respaldo de su trono.
El demonio no esperó ni un segundo después de recibir su orden, y echó a correr fuera de la habitación. Unos segundos después, un demonio de rostro atractivo, piel azul, un ojo blanco y otro negro, largo cabello blanco, un par de cuernos largos, delgados y blancos, con el torso bien definido desnudo y unos pantalones negros holgados, entró caminando tranquilamente a la sala.
—¿Cómo has estado, querida?—preguntó el demonio, una vez que la puerta del salón se cerró con un golpe sordo a sus espaldas.
—Aburrida, como de costumbre. ¡Completamente hastiada!—replicó la demonesa con un tono de voz dramático, al tiempo que hacía aspavientos exagerados con las manos, sin molestarse en dejar de ver el techo y erguirse para ver a su interlocutor—¿A qué debo tu visita, Gellert? Hacía varias décadas que no te pasabas por aquí.
—A diferencia tuya, yo no puedo quedarme encerrado en mi palacio.
—¿Has venido solamente a criticar mi elección de vida?—lo interrumpió la demonesa, dándose media vuelta, para quedar recostada en su trono boca abajo, aún con las piernas alzadas a lo largo del respaldo.
El demonio con heterocromía se limitó a sonreír abiertamente antes de caminar hacia el trono y sentarse en uno de los apoyabrazos.
—No, tengo una propuesta para ti.—dijo el demonio mientras acariciaba el cabello negro de la demonesa—Necesito que me ayudes en un asunto que tengo en el mundo humano.
—Sabes que no hay nada que me interese del mundo mortal... No desde hace varios siglos.—la voz de la demonesa y su gesto se volvieron nostálgicos por unos segundos, antes de que recobrara su usual indiferencia—Además, ¿qué te hace pensar que estaría dispuesta a ayudarte en algo?
—Vamos, por los viejos tiempos. Además, puedes verlo como una manera de distraerte.
La demonesa por fin se levantó de su trono y comenzó a caminar en círculos delante del demonio de cabello blanco.
—¿Qué hay tan interesante en el mundo mortal como para que hayas venido a pedir mi ayuda?—preguntó en un murmullo bajo, apenas inteligible.
Grindelwald se limitó a dibujar una sonrisa apenas perceptible en sus labios antes de responder.
—______... Creo que por fin lo he encontrado, pero en ésta ocasión necesito tu ayuda.
La demonesa lo observó por unos segundos con una ceja enarcada, y al no encontrar señales de mentira en el rostro de su interlocutor se limitó a sonreír sinceramente.
—Bien, en ese caso te ayudaré. Dime, ¿qué tengo que hacer?
Unos meses después, un hombre de edad madura observaba de manera fija a una adolescente. Fue hasta que la Madre McGonagall cerró la puerta detrás de ella, que el hombre de cabellos casi blancos comenzó a reír abiertamente, mientras la chica se limitaba a sentarse sobre el escritorio y dirigirle una sonrisa al hombre.
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Sins (Severus Snape X Tú) [One-Shot]
FanfictionGellert Grindelwald, un demonio, logra convencer a ______ (también una demonesa) para que lo ayude en una aventura en el mundo humano. Mientras realiza su parte del trato, ______ no puede evitar portarse mal, porque ¿qué caso tendría ser un demonio...