Alone - Minsung -

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- ¿Cómo lograste que alguien se enamore de ti, eh? - Minho le hablo a su reflejo en el espejo.

Se encontraba en un viejo y deteriorado baño perteneciente a un bar de mala clase donde vendían tragos baratos que le producían un terrible malestar por las mañanas. Habían pocas personas, era un día de semana pero él se sentía con las ganas de beber en lugar de salir a trabajar. A veces uno simplemente no podía acoplarse demasiado a la rutina.

- ¿Cómo mierda alguien te puede amar? - Escupió aquellas palabras con rabia. Su rostro estaba totalmente demacrado, había bebido bastante pero aún no se sentía borracho.

Se odiaba a sí mismo. No entendía cómo podía ser tan repugnante, un ser humano tan repulsivo. Le importaba muy poco su aspecto y carisma. Por dentro estaba tan podrido que aún no lograba entender cómo una persona de bien podría amarlo.

Su vida consistía en beber cerveza desvanecidas y fumar cigarrillos de marcas horribles. Ni siquiera se vestía con ropa decente, para él solo existían las chamarras y las sudaderas anchas que le daban un aspecto más imberbe, más juvenil. Sin embargo los cortes en sus manos y el constante olor a alcohol hacían que su talante se distorsionara al punto de lucir como un adulto sin arreglo.

Dándole un último vistazo a su reflejo salió del baño para largarse directo a su casa donde una soledad efervescente le esperaba cómo todos los días de su corta vida. Sin embargo no quería que aquel panorama cámbiese, no podía permitir aquello. Necesitaba estar solo.

Camino con algo de dificultad por las oscuras calles de aquel peligroso barrio. Los focos en los postes de luz titilaban debido a la fuerte ventisca que anunciaba que el invierno ya había llegado. Sus manos estaban congeladas incluso cuando intentó mantenerlas resguardadas en los bolsillos de su vieja chaqueta de mezclilla. Sus mejillas dolían y su nariz ya no la sentía. Pero poco importaba, estaba tan acostumbrado al frío que ya lo sentía cómo una constante primordial en su vida.

No gustaba de pasar mucho tiempo en casa. El departamento era tan pequeño y asfixiante. A veces escuchaba hasta el suspirar de sus vecinos e incluso siendo la persona descuidada que era prefería matar el tiempo bebiendo en viejas cantinas clandestinas que oír la vida privada del resto.